SALUD
Nueva droga para el ACV
10 de diciembre de 2024
Se trata de la tenecteplasa que ofrece una administración más rápida y eficaz que la alteplasa, optimizando recursos y mejorando la atención médica en emergencias.
La lucha de la ciencia contra el accidente cerebrovascular (ACV) es una cuestión de vida o muerte. En ese camino, el desarrollo de nuevas drogas y tratamientos avanza para mejorar las formas de aplicación y la efectividad.
El ACV se posiciona entre las principales causas de discapacidad y fallecimientos a nivel global. Cada año, más de 11,9 millones de nuevos casos se registran y 7,3 millones de personas mueren por causas asociadas, según las cifras del último Congreso Iberoamericano de Enfermedad Cerebrovascular, que se celebró en Colombia.
Para los expertos, se llegó a una nueva era en el tratamiento del ACV, que se considera una urgencia médica, ya que cada minuto sin atención equivale a la destrucción de dos millones de neuronas.
Al respecto, la reciente aprobación en Argentina de un tratamiento innovador avalado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) representa un avance clave en el tratamiento del ACV isquémico agudo, la forma más frecuente de esta afección.
La nueva droga, tenecteplasa, ya se encuentra disponible en centros médico-científicos multidisciplinarios que cuentan con unidad de Stroke, pero no está disponible para el expendio a pacientes.
La tenecteplasa está recomendada por la Organización Europea de Accidentes Cerebrovasculares (ESO) y demostró ser muy eficiente en disolver trombos.
Este tratamiento actúa descomponiendo los coágulos que bloquean el flujo sanguíneo al cerebro y se administra por vía intravenosa en solo 10 segundos, en contraste con el lapso de una hora que requiere el tratamiento estándar de alteplasa, que era la droga disponible hasta ahora.
La aplicación temprana del nuevo tratamiento permite reducir los tiempos de atención y optimizar los recursos hospitalarios, al requerir de menos personal y equipamiento.
En nuestro país, para este nuevo tratamiento, es fundamental que el paciente llegue a tiempo, dentro de las cuatro horas. Con costos similares, la tenecteplasa representa una evolución significativa frente a la alteplasa, el tratamiento estándar utilizado hasta ahora para el ACV isquémico agudo, gracias a sus características avanzadas que optimizan tanto su administración como su efectividad.
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Entre las principales diferencias, la vida media de la tenecteplasa se extiende entre 20 y 24 minutos; mientras que la alteplasa tiene una vida media considerablemente más corta, de 5 a 10 minutos. Esta característica permite que permanezca más tiempo activa en el organismo, mejorando su acción terapéutica.
En términos de dosis, la nueva droga requiere una cantidad menor (0,25 mg/kg) en comparación con la alteplasa, que utiliza 0,9 mg/kg, lo que favorece su aplicación y reduce la complejidad del tratamiento.
Además, el tiempo de administración es un aspecto crítico: la tenecteplasa se administra en segundos, frente a los 60 minutos que exige la alteplasa, lo que la convierte en una opción más rápida y eficaz, especialmente en situaciones de emergencia médica donde cada segundo cuenta.
La especificidad de la fibrina, una característica que influye directamente en la eficacia del medicamento para disolver coágulos, también es mucho mayor en el nuevo tratamiento, con una capacidad 14 veces superior a la de la alteplasa.
Asimismo, la tenecteplasa presenta una resistencia al PAI-1 (un inhibidor que reduce la actividad del tratamiento) 80 veces mayor que la alteplasa, lo que potencia su efectividad.
En Argentina, el ACV es la segunda causa de muerte en la población general y la segunda causa de discapacidad en el país, después del Alzheimer. En Sudamérica, el número absoluto de muertes por ACV aumentó, considerando todas las edades y ambos sexos: creció de 184.251 fallecimientos en 1990 a 228.661 en 2019.
SALUD
Argentina lidera el ranking mundial de trabajadores con síndrome de burnout
Lo reflejó la encuesta “2024 Global Workforce of the Future” realizada por el Grupo Adecco, entre más de 35.000 trabajadores. Otros países con altos niveles son Eslovenia, India y Brasil. En tanto que Japón, Alemania e Italia son los que menos lo sufren. Además, los argentinos son los que están más preocupados por la estabilidad de sus empleos a largo plazo.
Cambios políticos, fin de año, incertidumbre económica e inestabilidad laboral, entre otros factores, colaboraron para que los trabajadores argentinos (60%) hayan manifestado haber sentido síntomas de burnout en los últimos 12 meses, transformándose así en el porcentaje más alto del mundo. Otros países que lo sufren en gran medida son Eslovenia, India y Brasil. Mientras que los porcentajes más bajos se encuentran en Japón, Alemania e Italia.
Los datos surgen de la investigación realizada por el Grupo Adecco “2024 Global Workforce of the Future”, donde se encuestó a 35.000 trabajadores de todo el mundo, incluyendo a 1.000 argentinos.
El estudio también reflejó que los argentinos son los que más preocupados están por la estabilidad de sus empleos a largo plazo. Otros países donde los trabajadores muestran altos niveles de preocupación son Rumania, y pese a lo que podría creerse, Dinamarca y Suecia. ¿Dónde están menos preocupados?: Turquía, Alemania y Noruega.
Lo que se conoce como “burnout” o “estar quemado” es mucho más preocupante de lo que parece. Según la Organización Mundial de la Salud, quienes lo padecen pueden identificarse con sentimientos de agotamiento o falta de energía, distancia mental o sentimientos negativos hacia el empleo, y reducción de la eficiencia o productividad profesional.
Esta realidad que afecta a cada vez más empleados suele aparecer en los primeros años del desarrollo profesional, traduciéndose en estadísticas que revelan que el porcentaje de jóvenes con síndrome del trabajador quemado es mucho más elevado que el de los mayores de 35 años.
“En el contexto argentino, enfrentamos desafíos únicos, donde lo mejor y lo peor puede suceder y vaya si sucede todo el tiempo y que, además, puede tener un impacto considerable en la confianza de nuestros equipos. Desde la alta rotación y la búsqueda constante de talentos, hasta la necesidad de adaptarnos a un entorno laboral cada vez más digitalizado y el impacto de la inteligencia artificial. Además, no podemos ignorar que la actualidad económica y la presión salarial añaden una capa adicional de complejidad y desafíos a nuestro día a día. Por todo lo mencionado, era muy probable que los resultados de este trabajo ubicaran a los trabajadores argentinos entre los más preocupados por el futuro de sus trabajos en el largo plazo y en los niveles más altos del mundo en materia de síntomas de burnout sufrido”, consideró Victoria Loza, directora de Recursos Humanos y Sustentabilidad de Adecco Argentina y Chile.
Ante esta realidad, ¿qué pueden hacer las organizaciones para fomentar el bienestar de sus empleados?
- Armar reuniones uno a uno para asegurarse de que los trabajadores se sientan motivados a tomar todas sus vacaciones anuales.
- Asegurarse de que los líderes reciban capacitaciones y controles periódicos sobre su bienestar, ya que corren un riesgo particularmente alto de agotamiento.
- Alentar a todos los trabajadores a tomarse tiempo libre para cuidar su salud mental proporcionando pautas y comunicación claras.
Presente en el país desde hace más de 30 años, Adecco Argentina es líder absoluto en la contratación de personal y ofrece soluciones integrales en el área de Recursos Humanos. Cuenta con más de 40 sucursales ubicadas en las principales ciudades del país. Adecco Argentina dispone de una media semanal de 1.000 clientes activos en cuyas empresas prestan servicios más de 11.000 personas. Para más información, ingrese a: www.adecco.com.ar
SALUD
Distinguen a bióloga marplatense
La investigadora marplatense Julieta Merlo, miembro del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA, CONICET – Universidad Nacional) fue distinguida con la Beca L’ Oréal Unesco “Mujeres en la Ciencia” por haber desarrollado un stent cardiovascular con un material absorbible, capaz de desaparecer del cuerpo sin dejar rastros una vez que el tejido dañado de las arterias haya sanado.
Merlo, de 36 años, es bióloga de formación. Estudió en la Universidad Nacional (UNMDP) y realizó un doctorado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la misma casa de estudios, donde trabajó en una línea asociada a la Inmunología. Realizó estadías en Brasil, Estados Unidos y Alemania, y durante su posdoctorado se incorporó al grupo del INTEMA para aplicar su línea de estudio al desarrollo de implantes aplicados al área de Medicina.
“Mi formación en biología contribuye al grupo en tratar de entender cuáles son estas características de los materiales que hacen que un tejido se pueda regenerar, y que no genere una respuesta de rechazo, que haga que el implante falle”, señaló Merlo, según un comunicado del CONICET.
Sobre el premio, aseguró: “Me emociona mucho, por lo que significa recibir este reconocimiento y apoyo, pero también porque nos permitirá avanzar más rápido y realmente generar una solución para esta problemática que actualmente no la tiene”.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. La mayoría de las patologías que afectan al corazón se corrigen a través de lo que se conoce como stents, unas mallas metálicas que se colocan por medio de una intervención quirúrgica en las arterias, y ayudan a mantenerlas abiertas y asegurar que la sangre siga fluyendo adecuadamente cuando estas se estrechan debido a enfermedades cardíacas o problemas de circulación. Pero seis meses después de colocar un stent, las arterias se desobstruyen definitivamente. Sin embargo, estas mallas no suelen retirarse: quedan en el cuerpo como un material sin función.
El proyecto de Merlo, titulado “La nueva era de los stents cardiovasculares: bioabsorción y moléculas bioactivas para recuperar la función arterial” consiste en el desarrollo de un stent cardiovascular capaz de degradarse en el cuerpo humano, un producto que aún no existe en el mercado.
“Sabemos que hasta ahora, todos los stents que se colocan en Argentina son importados. Si somos capaces de desarrollar este tipo de dispositivos en Argentina, de industria nacional, vamos a contribuir además a que se reduzcan los costos de las operaciones, y que cada vez más personas puedan acceder a estos stents”, aseguró la investigadora.
La clave del proyecto liderado por Merlo es la utilización de una aleación metal de hierro combinado con manganeso, carbono y silicio, que es prometedor para ser utilizado en stents biodegradables. Sin embargo, la desintegración del hierro dentro del cuerpo libera algunas moléculas que podrían dañar los tejidos.
“Para evitar esto, estamos probando dos enfoques innovadores. Primero, vamos a recubrir el stent con un compuesto que pueda proteger las células del daño causado por la desintegración y que favorezca la curación del sitio afectado. Segundo, utilizaremos una técnica llamada electrodeposición para aplicar este recubrimiento de manera precisa, lo que nos permitirá controlar cómo se degrada el stent y cómo liberar sus componentes. Nuestro objetivo es probar cómo se comporta este nuevo stent en el laboratorio para asegurarnos de que sea seguro y efectivo. Queremos confirmar que el material no cause reacciones adversas en el cuerpo y que sea compatible con las células del sistema cardiovascular y la sangre”, apuntó.
“El hierro es el material más promisorio para este tipo de aplicaciones, porque tiene propiedades bio absorbibles en el cuerpo y excelentes propiedades mecánicas y físicas para soportar las fuerzas que ejercen las arterias”, indicó Merlo.
“Sin embargo, su tasa de degradación sigue siendo lenta, de años. Entonces nosotros trabajamos con un nuevo material, en esta aleación con manganeso, carbono y silicio, elementos que tampoco son tóxicos para el cuerpo, para luego incorporar en la superficie de esta nueva aleación moléculas que son bioactivas y así favorecer la regeneración del tejido donde el stent va a ser implantado. Normalmente, cuando se implanta el stent se genera un daño en la pared arterial. Entonces, cuanto antes el vaso incorpore este implante, más efectiva va a ser la recuperación del paciente y tendrá menores riesgos a largo plazo”, explica.
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El Hospital Italiano, un sanatorio académico a nivel mundial
El Hospital Italiano de Buenos Aires recibió por cuarta vez consecutiva la acreditación en calidad y seguridad como Hospital académico por parte de la Joint Commission International (JCI), una de las principales organizaciones de certificación sanitaria a nivel mundial. Este logro refleja el compromiso del Hospital con la excelencia en el cuidado de la salud y lo posiciona en un lugar destacado en el país: es uno de los tres centros de Argentina en alcanzar y sostener los estrictos estándares internacionales para la atención de sus pacientes.
El Hospital Italiano consiguió su primera acreditación en el año 2015, manteniendo desde entonces un alto nivel de calidad asistencial. Gracias a este compromiso logró obtener tres acreditaciones más en 2018, 2021 y 2024. “
Este logro reafirma el compromiso de todas las personas que trabajamos en el Hospital por la mejora continua. Me siento orgulloso de que hayamos logrado mantener una cultura de calidad y seguridad mientras renovamos nuestra promesa de priorizar las necesidades de las personas en todas las decisiones que tomamos como institución. Este nuevo reconocimiento nos motiva a seguir creciendo y a prepararnos para la próxima re-acreditación, que será dentro de tres años”, afirmó el director médico del Hospital Italiano de Buenos Aires, Dr. Marcelo Marchetti.
La nueva re-acreditación como Hospital Académico reconoce el compromiso integral de la institución no sólo con la calidad y seguridad en la atención de pacientes, sino también con la formación de profesionales y el desarrollo de la investigación e innovación en salud.
En este sentido, el rector de la Universidad del Hospital Italiano, el Dr. Diego Faingold, expresó lo siguiente: “Al trabajar con altos estándares, estudiantes, residentes y profesionales se entrenan en un entorno que garantiza las mejores prácticas clínicas, y les permite adoptar un modelo de excelencia y de mejora continua de los procesos. De esta manera, seguimos reafirmando nuestra identidad como Hospital Universitario: asistimos, educamos, investigamos y generamos un impacto social, centrados en las necesidades de las personas”.
Este año, el Hospital enfrentó un riguroso proceso de evaluación, en el que se revisaron más de 1300 elementos medibles. Estos parámetros estaban vinculados a la calidad y la seguridad de atención de los pacientes, como así también del personal y de las visitas que circulan por la Institución. Durante la observación de los procesos asistenciales, los auditores hicieron hincapié principalmente en el control de las infecciones; la educación del paciente y su familia; la gestión y la seguridad de las instalaciones; y la comunicación entre los integrantes de los distintos equipos de salud.
Como resultado de la auditoría, la JCI destacó no solo la solidez técnica del Hospital sino también el entusiasmo y la dedicación de sus profesionales. Además, elogiaron aspectos como la seguridad en la atención del paciente, la infraestructura hospitalaria y el programa de resolución de problemas de la Universidad del Hospital, un enfoque innovador que integra lo académico con la práctica asistencial.
"Uno de los principales motivos por los cuales es posible sostener estos reconocimientos es porque el Hospital no pone como objetivo central lograrlos, sino trabajar con un enfoque centrado en las personas, tanto externas a la organización como internas a la misma. De esta manera, favorecemos y reconocemos liderazgos locales y buscamos un compromiso de los equipos de trabajo, integrándolos a la misión y visión del Hospital, con una mirada en la mejora continua y en el cambio productivo, siempre sobre la mejor evidencia disponible",sostuvo el jefe del Departamento de Calidad del Hospital Italiano de Buenos Aires, Dr. Hernán Michelangelo.
. Además, somos motores en la generación de nueva evidencia, y alimentamos relaciones entre las personas que permiten construir una red de crecimiento que contiene a toda la estructura. Trabajar y compartir con otras organizaciones nuestros avances y sobretodo nuestros errores nos pone orgullosos y nos sostiene en esta idea de vida organizacional", concluyó.