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Fuerte ajuste de márgenes en granjas porcinas en el primer trimestre del año

22 de abril de 2024

 Desde la Fundación Mediterránea dieron a conocer un nuevo informe titulado «Fuerte ajuste de márgenes en granjas porcinas en el primer trimestre del año», presidida por María Pía Astori.

  • En este informe se presentan estimaciones de resultados económicos (márgenes netos) en un sistema de producción intensiva de capones de 500 madres, en establecimientos de referencia (construcciones teóricas) que operan con distintos niveles de eficiencia, tanto en conversión alimenticia como en kilos producidos por cerda madre año, hasta el mes de marzo del 2024. También se hace una mención a la localización de las granjas y a las diferencias de costos que pueden generarse a partir de distintas condiciones (precios) de acceso a las materias primas más críticas (cereales, harinas proteicas)
  • Luego de un buen cierre de 2023, se observa un fuerte deterioro de los márgenes en granjas porcinas en el primer trimestre de este año. En efecto, en diciembre del año pasado, si bien los costos se encontraban altos, los muy buenos precios del capón habían permitido lograr un margen neto de $ 419 / kilo producido (a valores de marzo 2024, granja de eficiencia media), un registro alto para la historia reciente de la actividad. En lo que va de este año, por el contrario, la ecuación económica de las granjas se ha visto sensiblemente desmejorada, con un margen que pasó de los $ 419 por kilo de diciembre, a $ 237 / kilo en enero, $ 137 / kilo en febrero y $ 31 / kilo en marzo, uno de los peores registros de los últimos 9 años
  •  La trayectoria de los márgenes de granjas de eficiencia alta y baja ha sido similar a la de granjas de eficiencia media, aunque difieren los niveles. Los establecimientos de alta eficiencia, pasaron de un margen de $ 577 por kilo en diciembre 2023 a $ 146 / kilo en marzo (a precios constantes de este último mes, una pérdida del 75% en términos reales). Por su parte, los márgenes en establecimientos de baja eficiencia, de $ 179 / kilo en diciembre 2023 entraron en terreno negativo en febrero, para llegar a pérdidas estimadas de $ 159 / kilo en marzo
  • Las estimaciones anteriores se basan en granjas localizadas al sur de Córdoba, que acceden a las materias primas agrícolas a precios menores a los que se pagan en el mercado de Rosario (FAS Rosario, pizarra Rosario); se supone un funcionamiento normal del mercado, en cuanto a la formación de precios y los valores de los granos a medida que se toma distancia del mercado concentrador (precios FAS descontados por fletes). En el informe se simula cómo quedarían los costos medios y los márgenes en granjas que, ya sea porque se localizan muy cerca del mercado concentrador de Rosario o por otros motivos, acceden a las materias primas a precios llenos; en este caso, granjas de eficiencia media perdieron $ 19 / kilo producido en marzo 2024. Si una granja debió pagar precios 10 – 20% superiores a los FAS Rosario para abastecerse de materias primas, la pérdida asciende a $48 – $96 por kilo producido, respectivamente. Solo granjas que pagaron 10% menos habrían logrado un margen neto positivo ($ 48 / kilo).

El IERAL viene realizando un seguimiento de los resultados económicos de la actividad porcina desde hace varios años, mediante la estimación de márgenes netos en modelos de producción intensiva de capones.

Este informe presenta estimaciones de estos márgenes, actualizadas al mes de marzo 2024, para un sistema de producción de 500 madres (teórico), que se lleva adelante en establecimientos con distintos niveles de eficiencia, tanto en conversión alimenticia como en kilos producidos por cerda madre año, y que se emplazan en localizaciones alternativas. La intención es mostrar qué sucede con el resultado económico de las granjas cuando se modifica la eficiencia productiva con la que logran gestionar el negocio y también cuando se presentan diferencias en los precios de compra de las materias primas que constituyen la base de alimentación de los animales (maíz, harina de soja). Estos modelos productivos son estimados a precios de mercado, relevados por IERAL de fuentes secundarias y/o generados vía consultas a actores del sector.

Con respecto a la conversión alimenticia se plantean tres posibles situaciones (valores promedio): 2,5, 2,8 y 3,1 kilos de alimento por kilo de capón producido. En cuanto a la productividad por madre, también son tres los casos alternativos: 2.563, 3.536 y 4.116 kg/madre/año. Respecto a la localización, se suponen tres posibles emplazamientos, Rosario, Marcos Juárez (sudeste de Córdoba) y Malena (sur de Córdoba), los que se asocian cada uno de ellos a una determinada distancia del centro de formación de precios de granos y/o sus derivados (puertos Rosario).

Nótese que de los supuestos de eficiencia definidos surgen 9 escenarios o situaciones, casos en los que las granjas diferirán ya sea en sus costos, en sus ingresos y/o en ambas variables, y que por ende determinarán otros tantos resultados económicos. Con esta simulación se espera poder cubrir la variabilidad que seguramente existe en materia de eficiencia a nivel de granjas “reales”; no puede desconocerse que en el mercado conviven granjas que logran estándares muy elevados en materia de conversión y productividad por madre con otras que, por motivos varios, problemas sanitarios, falta de recursos humanos calificados, limitantes de infraestructura y equipamiento, etc., no alcanzan niveles tan satisfactorios en estos parámetros (o los logran durante algunos períodos, pero no consiguen mantenerlos en el tiempo).

El análisis detallado focaliza en 3 de los 9 casos posibles:

1. Granja que logra conversión alimenticia de 3,1 kg/alimento por kg/capón y 2.563 kg/madre/año. Este caso se referirá como el de “eficiencia baja”.

2. Granja que logra conversión alimenticia de 2,8 kg/alimento por kg/capón y 3.536 kg/madre/año. Se trata del caso de la “eficiencia media”.

3. Granja con conversión alimenticia de 2,5 kg/alimento por kg/capón y 4.116 kg/madre/año. El caso de la “eficiencia alta”.

En el caso de la localización, y a los efectos de simplificar, se presentarán los costos de 3 casos, aquellos que se corresponden con granjas de “eficiencia media” según la definición anterior.

Por último, además de las tres tradicionales localizaciones con las que se trabaja habitualmente, se realiza una sensibilización adicional del valor pagado por los granos, construyéndose escenarios para aquellas granjas que han pagado precios de estos últimos por encima de sus valores de paridad de mercado habituales (CAC Rosario descontados por costos de transporte).

Los ingresos

Los ingresos de las granjas dependen de la venta de los kilos de capón producidos, y en mucha menor medida, de la venta de animales de refugo.

Para determinar los ingresos

se tienen en cuenta los distintos casos planteados en materia de productividad por madre, y en lo que hace a los precios de venta, se supone una comercialización a precio máximo promedio mensual del capón tipificado, según informa periódicamente la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

En un gráfico adjunto se presenta la evolución del precio real del capón tipificado para el período comprendido entre enero 2016 y marzo 2024. Comenzando por el pasado reciente, luego de cerrar el último año en máximos históricos (diciembre 2023), el capón fue quedando nominalmente por detrás de la inflación y cayó en términos reales durante el primer trimestre del año. Para tener referencia, trabajando con valores expresados en pesos constantes del último mes (marzo 2024): el capón cotizó a unos $1.972 / kilo en diciembre, bajó a $1.639 / kilo en enero, a $1.383 / kilo en febrero y tocó un piso de $1.153 / kilo en marzo (42% por debajo de su valor de diciembre).

Medido en moneda constante, el precio medio del primer trimestre fue levemente inferior al de igual período de 2023 ($1.392 vs $1.396 por kilo, respectivamente). Sin embargo, la comparación interanual fue resultando cada vez más desfavorable a medida que avanzó el trimestre, con un capón que cerró marzo cotizando 16% por debajo del mismo mes del año anterior (en términos reales).

Esto último puede apreciarse claramente en otro de los gráficos adjuntos dónde se presenta el precio medio del primer trimestre de los últimos años (2016 – 2024) y el correspondiente al mes de marzo. Nótese que el 2024 no se encuentra tan mal en perspectiva cuando se compara el promedio de precios de los tres primeros meses de cada año, pero constituye uno de los peores registros cuando se comparan los “marzos”. Para tener referencia, mientras el precio medio del primer trimestre 2024 queda únicamente por debajo de los “picos” 2021/22 (-9% en términos reales), el precio de marzo 2024 fue el peor registro de los últimos 9 años para similar mes (junto a marzo 2018).

Al agregar la venta de madres y padrillos de refugo, los ingresos de una granja de eficiencia media promediaron $1.419 / kilo durante el primer trimestre (-0,3% real interanual). Debido a su menor incidencia sobre el total de los ingresos, el número final y la dinámica descripta anteriormente para el precio del capón no se modifica demasiado al incorporar estos ítems. En términos promedio del primer trimestre, los ingresos de las granjas tuvieron este año un comienzo similar al de 2023, se ubicaron por debajo de los “picos” 2021-2022 y bastante por encima de los del período 2016-2020 (siempre en términos reales). Pero los flujos de ingresos se fueron deteriorando en paralelo al precio del capón y al cierre del primer trimestre (marzo) se posicionaron como los más bajos del período 2016 – 2024, en una situación muy similar a la de marzo 2018.

Los costos

En este apartado se analiza la otra variable que hace a la ecuación económica de las granjas, los costos de producción, partiendo desde el pasado reciente y repasando lo sucedido durante los últimos años (2016-2024).

Trabajando con valores expresados en pesos constantes del último mes (marzo 2024), los costos totales de una granja de eficiencia media promediaron $ 1.285 / kilo en el primer trimestre de 2024, un 4,1% real por debajo del costo medio observado en el primer trimestre 2023. Esta disminución estuvo explicada fundamentalmente por el abaratamiento (en términos reales) del principal costo de las granjas, la alimentación, y en menor medida por la pérdida de los salarios contra la inflación. En total unos 4 rubros de los costos se habrían abaratado y otros 4 se habrían encarecido en términos reales respecto al 2023 (3 meses de cada año), en más detalle:

La sanidad se encontró 69,7% más cara en términos reales este año. Este rubro pegó “un salto” importante en diciembre 2023 debido al impacto de la devaluación sobre los bienes importables. Aumentó 94% intermensual nominal en pesos, unos 68 puntos porcentuales por encima de la inflación de ese mes (25,5%), encareciéndose 54% en términos reales. En enero-febrero aumentó menos que la inflación, algo que se repetiría también en marzo, pero aún queda 28% real más cara que en noviembre 2023 (previo a la devaluación).

El flete y la energía6 se encarecieron en torno al 20% interanual en términos reales durante el primer trimestre, mientras que las amortizaciones7 lo habrían hecho en un 16,6% i.a.

La genética y el conjunto de los impuestos, la tierra y otros gastos (identificados como “resto” en el gráfico) prácticamente se mantuvieron en términos reales respecto al año anterior (una merma <0,5% i.a).

La alimentación, el costo principal de las granjas de producción intensiva, se abarató 13,2% interanual en términos reales. Para tener orden de magnitud, este rubro representó el 69,3% del costo total en el primer trimestre 2023 y fue del 62,8% en el primer trimestre 2024, es decir, su incidencia se redujo en 6,5 puntos porcentuales.

En cuanto a lo sucedido durante el período 2016 – 2024 (primer trimestre de cada año), en un gráfico adjunto puede observarse que los costos medidos en moneda constante parten de niveles 20 – 40 % más bajos que los actuales al inicio de la serie (2016 – 2018), registran un aumento significativo en torno al 50% entre 2018 – 2021 (a precios de “hoy”, se pasó de un costo de $944 por kilo producido a uno de $1.429, debido fundamentalmente al aumento del costo alimenticio) y vienen bajando desde 2022 pero sin retornar aún a niveles previos.

Hasta aquí se ha repasado la dinámica interanual reciente de los distintos componentes del costo total y la evolución de este último durante los primeros trimestres del período 2016 – 2024. A continuación, se intenta responder a la siguiente pregunta: ¿cuáles fueron los componentes del costo que más se encarecieron desde 2016 en términos reales?

La respuesta se presenta en un gráfico contiguo que sintetiza la variación real acumulada de los costos durante los últimos 9 años (2016 – 2024). Allí se puede observar que los costos totales de una granja de eficiencia media acumularon un aumento real del 29,3% entre 2016 y el primer trimestre del 2024. En cuanto a los rubros que aumentaron en mayor / menor proporción que el promedio de los costos durante este período, se destaca lo siguiente:

Los costos de “sanidad e inseminación” acumularon un aumento del 136,8% durante este período, unos 107,5 puntos porcentuales más que el promedio de los costos.

Los costos de “fletes y guías” acumularon un aumento del 37,8%, unos 8,4 puntos porcentuales más que el promedio de los costos. Nótese que este rubro registró una fuerte suba entre 2023 y el primer trimestre 2024 que lo colocó en segundo lugar de este ranking, algo que no ocurría hasta el año pasado.

Los costos de “alimentación” acumularon un aumento del 32,6%, unos 3,2 puntos porcentuales más que el promedio de los costos. Nótese que la gráfica de esta serie se “pega” bastante a la de los costos totales a lo largo de todo el período, esto se debe a la gran incidencia que tiene este rubro en la estructura de costos de las granjas (representa más del 60% del costo total).

Los costos de “energía” acumularon un aumento del 29,1%, casi a la par del promedio de los costos.

Los costos de “genética” acumularon un aumento del 16,2%, unos 13,2 puntos porcentuales menos que el promedio de los costos.

Los costos de “amortizaciones” acumularon un aumento del 13,4%, unos 15,9 puntos porcentuales menos que el promedio de los costos.

Con la caída del primer trimestre 2024, los costos de “mano de obra” fueron los únicos que se abarataron en términos reales durante el período (-12,5%)

Para finalizar esta sección se presenta a continuación la evolución de la estructura de costos de una granja de eficiencia media entre el año 2016 y lo que va del 2024 (3M.). El objetivo es acoplarlo con los dos análisis anteriores, ver cómo queda la estructura de costos luego de las últimas variaciones de precios y también cómo ésta se fue modificando durante los últimos años.

En relación al primer punto, en la tabla contigua puede observarse que, respecto al 2023, durante los tres primeros meses del año:

El costo de alimentación perdió unos 5,5 puntos porcentuales de incidencia en el costo total (CT), pasando del 68,3% al 62,8%, respectivamente. Esto se debe al abaratamiento en términos reales de este rubro entre ambos momentos del tiempo, señalado anteriormente.

En el otro extremo y en línea con lo anterior, el costo de sanidad, ítem que más se encareció en términos reales, ganó 2,9 pp y se posicionó como el segundo rubro más importante dentro de la estructura de costos este año (pasando del 6,0% al 9,0% del CT).

También ganaron participación las amortizaciones, los fletes y la energía, y el otro que perdió fue la mano de obra. La genética y el promedio de los impuestos, la tierra y otros gastos varios (identificados en la tabla como “resto”) mantuvieron relativamente constante su incidencia en los costos en relación a 2023.

Vale aclarar que la mayor (menor) incidencia de un determinado costo “j” (Cj) en el costo total (CT) depende no solo de si Cj aumenta (disminuye), sino también de si lo hace en mayor (menor) proporción que el promedio de los costos (C1, C2, …, Cj, …, Cn). Por caso, entre 2023 y 2024 (3M) vimos que el CT de las granjas disminuyó en términos reales, en  consecuencia, redujeron su incidencia los únicos rubros que se abarataron más que proporcional (alimentación y mano de obra).

En cuanto a cómo fue evolucionando la estructura de costos a lo largo de estos años, si se ignora por el momento lo ocurrido durante el primer trimestre 2024 y se hace un corte en 2023 para comparar contra el 2016, se encuentra que, de los ítems más relevantes (que explican más del 5% de los costos), solo la alimentación y la sanidad habían ganado participación hasta el año pasado: unos 4,2 puntos porcentuales en el primer caso (del 64,1% en 2016 al 68,3% en 2023) y unos 2,5 pp en el segundo (del 3,6% al 6,0%, respectivamente). Las amortizaciones y la mano de obra, otros dos rubros importantes, habían perdido incidencia (-3,5 y -2,3 puntos porcentuales, respectivamente); y el resto de los costos de menor incidencia dentro de la estructura de las granjas (que explican menos del 5% del total) se mantuvieron sin grandes cambios durante este período (+/- 0,8 pp).

Cuando se incorporan al análisis los datos del primer trimestre 2024 se encuentra que, desde el año 2016, únicamente la sanidad aumentó significativamente su incidencia dentro de la estructura de costos (del 3,6% al 9,0%, unos 5,4 pp). El reciente abaratamiento relativo de la alimentación habría logrado que este costo se incorpore al grupo de los que perdieron peso durante este período (junto a las amortizaciones y la mano de obra) y el resto de los ítems se habría mantenido sin grandes cambios. El flete ganó participación el primer trimestre y asoma como un costo importante a monitorear este año, sujeto a lo que ocurra con el precio de los combustibles y la magnitud de eventuales ajustes sobre las tarifas de referencia para el transporte de cargas.

Los resultados económicos

En este apartado se presentan estimaciones de resultados económicos para granjas de producción intensiva de cerdos con distintos niveles de eficiencia, asumiendo que todas ellas se encuentran situadas en un mismo sitio geográfico (Malena, Córdoba). Se utiliza el concepto de márgenes netos por kilo vendido. Este indicador de beneficios surge de descontar de los ingresos por venta de capones y animales de refugo, todos los costos incluyendo las amortizaciones, los impuestos (salvo el Impuesto a las Ganancias) y un costo de oportunidad de la tierra que ocupan las instalaciones de las granjas.

Anteriormente se describieron los ingresos y los costos de una granja de eficiencia media y se profundizó tanto en su dinámica reciente como en la de los últimos años (2016 – 2024). Por tal motivo, se encuentra conveniente iniciar esta sección analizando cómo se ha comportado el margen neto de esta granja en similares períodos.

Comenzando por el pasado reciente, los ingresos de las granjas (medidos en moneda constante) terminaron el 2023 en máximos históricos gracias a la escalada registrada en el precio del capón durante el mes de diciembre. En ese mes, los costos, si bien subieron y se posicionaron en niveles máximos con relación al pasado, no lo hicieron tanto como los ingresos. El resultado fue un margen neto de $ 419 / kilo producido (expresado en valores de marzo 2024), el segundo nivel más alto registrado para un mes del período 2016 – 2024 (apenas por debajo de los $ 431 / kilo de septiembre 2020).

Lamentablemente la situación se revirtió a partir de entonces: tanto los ingresos como los costos fueron cayendo mes a mes entre enero – marzo de este año (en términos reales), pero los costos menos que los ingresos y el margen neto fue mermando de manera considerable. Para tener referencia, de los $ 419 por kilo producido en diciembre, se pasó a $ 237 / kilo en enero, $ 137 / kilo en febrero y a solo $ 31 / kilo en marzo. En tan solo tres meses el margen neto de las granjas se redujo 93% en términos reales y pasó de estar en máximos a uno de los niveles más bajos del período 2016 – 2024.

Dentro del escenario complejo para las granjas de los últimos meses, cobra relevancia el abaratamiento del costo de la alimentación en términos reales. De no haberse dado, siendo este un rubro que representa más del 60% dentro de la estructura de costos el margen neto habría entrado ya sin dudas en terreno negativo.

Costos y márgenes según localización de la granja

Focalizando en granjas de eficiencia intermedia, en esta sección se indaga en las posibles implicancias de la ubicación geográfica del establecimiento sobre los costos y los márgenes. Se entiende que la localización influirá en el precio que la granja deberá pagar para acceder a dos componentes claves en la dieta alimenticia de los animales: maíz y harina / expeller de soja.

En el documento se trabaja con el supuesto que, en zonas de fuerte producción agrícola (Córdoba, Santiago del Estero, Santa Fe, Buenos Aires), una mayor distancia entre la granja y los puertos de Rosario reduce el costo de acceso a las materias primas en una magnitud equivalente al costo de traslado de los productos entre esos puntos.

Para determinar dichas variaciones, se toman como referencia las siguientes locaciones y supuestos11: a) Rosario, emplazamiento que no incluye descuento de flete para las materias primas respecto de sus precios FAS Rosario; b) Malena, incluye un descuento equivalente a un flete de 450 km; c) Marcos Juárez, incluye un descuento equivalente a un flete de 150 km.

Como era de esperar, al ser la de mayor distancia a los puertos de Rosario, la granja emplazada en Malena resultó la de menor costo entre las sensibilizaciones realizadas. Trabajando a pesos constantes de marzo 2024, su costo total por kilo promedió $1.285 durante el primer trimestre 2024. En Marcos Juárez y Rosario el costo ascendió a unos $1.313 y $1.340 por kilo, unos $28 y $55 más por kilo que en Malena, respectivamente.

Nótese que para similar eficiencia productiva y demás costos de inversión y funcionamiento, hay una diferencia del 4,2% ($55) por kilo producido entre el costo de una granja que paga por las materias primas precios Rosario “descontados” por tarifas de fletes de una distancia de entre 400-500 km (sur o norte de Córdoba) y otra que paga precios “llenos” (Rosario), para similar eficiencia productiva y demás costos de inversión y funcionamiento.

En términos de márgenes netos, la granja de eficiencia media localizada en Malena promedió un margen neto de $135 por kilo en el primer trimestre. Mientras que la misma granja, pero emplazada en Rosario o Marcos Juárez, habría obtenido un margen de $ 80- 107 por kilo, respectivamente.

En la tabla puede notarse que las diferencias de márgenes entre las granjas de Malena y las de otras localidades (en $/kg), responden por completo a sus diferencias de costos. Esto se debe a dos supuestos implícitos en el análisis: (1) que todas las granjas tienen la misma eficiencia (producen y venden la misma cantidad de kilos) y (2) que todas venden al mismo precio. De su conjunción se desprende que todas generan el mismo flujo de ingresos.

En relación a esto último, cabe aclarar que los precios “tranquera” que se logran en la venta de los animales podrían diferir en función de la capacidad de pago de frigoríficos regionales y/o de las condiciones generales de oferta y demanda en la que operan los submercados al interior del país. Alguna granja en alguna localización podría estar recibiendo precios mayores / inferiores a los que se utilizan de referencia en este trabajo, y por tanto, las diferencias entre-localizaciones podrían venir también por el lado de los ingresos en la práctica.

Lo que aquí se intenta destacar es que – ceteris paribus – una localización más ventajosa en términos del costo de las materias primas13 puede generar diferencias bastante importantes en el margen neto por kilo producido. Una desventaja de localización exigiría a una granja lograr mayor eficiencia productiva (particularmente de conversión alimenticia) para poder lograr resultados económicos similares a los de otra granja con mejor acceso a las materias primas.

¿Cómo cambian los márgenes si los granos se pagan por encima de la paridad Rosario?

En el apartado anterior se simularon distintos emplazamientos de las granjas a los efectos de incorporar posibles diferencias en los costos de aprovisionamiento de las materias primas, trabajando con el supuesto de un funcionamiento normal del mercado de granos, en cuanto a la formación de precios y los valores pagados en el interior productivo según precios internacionales, impuestos y demás condiciones comerciales (precios de paridad). En esta sección se realiza otra simulación de los márgenes vinculada a los precios de los granos, en la que independientemente de la localización de las granjas, éstas han tenido que pagar precios de materias primas distintos a los valores de paridad habituales para sus zonas.

En marzo 2024 los precios promedio de maíz y soja en la Bolsa de Comercio de Rosario fueron de $147,2 mil y $252,2 mil / tonelada, valores que han sido usados en las estimaciones realizadas hasta aquí, y que han sido llevados al interior productivo ajustados por costos de transporte.

Se simula a continuación cómo quedan los costos medios y los márgenes en granjas de eficiencia media que, independientemente de su localización, han pagado en marzo por los granos consumidos los precios de paridad Rosario, los precios de paridad + un 10% y los de paridad + un 20%; también se incluye el caso de precios 10% más bajos a los de paridad, como para abarcar un abanico más amplio de posibles situaciones.

De acuerdo a las estimaciones, aquellas granjas de eficiencia media que pagaron precios CAC Rosario tuvieron un costo medio de $ 1.195 / kilo vivo y perdieron en marzo unos $19 por kilo producido. Los que pagaron precios un 10 – 20% superiores a los de CAC Rosario tuvieron un costo medio de $1.243 y $1.291 por kilo y en estos casos las pérdidas ascendieron a $48 y $96 por kilo de animal producido. Por su parte, las granjas que pagaron un 10% por debajo de los precios de CAC tuvieron costos medios a $1.147 / kilo y lograron un margen neto positivo de $ 48 / kilo producido

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La exportación de harina de soja es récord en cinco años

Mientras la performance exportadora lleva a los embarques de harinas y aceites a máximos en un lustro, la dinámica internacional por los precios de la soja no es favorable y ajusta fuertemente en el mercado local. Así lo señala un informe elaborado por Matías Contardi y Emilce Terré, del departamento de estudios económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.

El informe aclara que las exportaciones del complejo soja tienden a resentirse estacionalmente ya avanzada la campaña y que, durante noviembre, se suelen embarcar en promedio un 16% menos de toneladas entre aceites, harinas y porotos que en octubre.

Durante el onceavo mes de este año se exportaron 2,4 millones de toneladas de harina, 612.000 toneladas de aceite y 94.000 toneladas de poroto de soja, un 14% menos que en octubre. Este volumen, sin embargo, fue el doble de noviembre del 2023.

Al agregar las toneladas ya embarcadas durante diciembre y las que deberían de embarcarse en lo que queda del mes siguiendo el line-up programado, las exportaciones acumuladas para el complejo soja serían las más elevadas en cinco campañas y un 80% más que a esta misma altura el año pasado.

Este incremento en cantidades contrasta con la caída de los precios. En Chicago, los contratos futuros por soja anotaron una semana catastrófica. Entre los fundamentos de oferta y la dinámica política norteamericana, el contrato más cercano se derrumbó un 4,3% y llegó a mínimos desde agosto del 2020.

“En Sudamérica el clima acompañó y las perspectivas de oferta récord para los principales productores de la región se materializa cada vez más. En Brasil, la consultora AgRural espera una producción de 171,5 millones de toneladas, récord absoluto y por encima de las expectativas del Usda, que hoy marca el piso de proyecciones entre los principales organismos con un esperado de 169 millones de toneladas”, señalan los economistas de la Bolsa.

En la misma sintonía, las lluvias mejoraron las condiciones de los cultivos sobre la región oriental de Paraguay en las últimas semanas. En Uruguay, los mapas mostraban cierta escasez de agua en departamentos clave como Soriano o Río Negro y en las últimas semanas se registraron mejoras, con lluvias acumuladas que se mantienen en línea con el promedio y el año pasado. Mientras que, en Bolivia, se proyecta una continuidad en el crecimiento del área sembrada y un nivel productivo que podría alcanzar por primera vez las 4,1 millones de toneladas

Este escenario, apuntaron los especialistas, se combina con malas noticias para el aceite de soja. El martes pasado la Cámara de Representantes de USA presentó como modelo de financiación gubernamental un proyecto de ley que no contempla extensiones al crédito fiscal para los elaboradores de biodiesel en la nación norteamericana. Ello y las especulaciones en torno a la nueva administración Trump y su relación con la industria de biocombustibles vino a funcionar como catalizador para el derrumbe en las cotizaciones del aceite que ya retrocede un 10% con respecto a noviembre.

Esta coyuntura tuvo su impacto sobre los precios de exportación argentinos. Por el aceite de soja, el FOB desde el Up-River se negocia ya en menos de u$s 1.000 por tonelada, 11% menos que el mes pasado y llegando hacia mínimos de octubre de este año. Mientras que, por la harina las cotizaciones FOB nunca han cortado la indeclinable tendencia a la baja, llegando a negociarse en u$s 322 por tonelada, mínimos del 2020.

Teniendo en cuenta que el 80% de la producción de soja tiene, de alguna forma, como destino el mercado externo (ver Informativo Nº 2176), la caída estacional de la demanda por parte del sector exportador conjugada con precios en baja, llevó a que las cotizaciones locales se resientan fuertemente durante las últimas semanas.

La pizarra Rosario bajó hasta los $ 280.000 toneladas y las ofertas que se barajaban sobre el mercado local por soja llegaron a rondar los $ 270.000 toneladas para entregas disponibles. En un mes el precio de la pizarra ajustó $ 20.000 toneladas y, descontando el efecto de la inflación, el poder de compra de una tonelada de soja es el más bajo desde enero del 2018.

Independientemente de la dinámica de las cotizaciones, las toneladas comprometidas que aún resta fijar llegan a proporciones inauditas del nivel de producción para esta altura. Dentro de una campaña comercial marcada por el ruido cambiario y las expectativas frente a modificaciones regulatorias, las decisiones de venta y fijación de precio se han visto fuertemente condicionadas.

Actualmente, según los datos de Secretaría de Agricultura, al 11 de diciembre restaban por fijar 4,96 millones de toneladas de soja y 4 millones de toneladas de maíz. En el cuadro general, eso implica que, a valores FAS aún quedan por fijar u$s 2.136 millones en granos.

Con relación a la oferta disponible, el volumen comprometido aún sin precio fijo representa el 16% de la producción de granos gruesos, 9 puntos por encima del promedio para esta altura del partido.

No conforme con ello, debido a las condiciones comerciales pactadas, gran parte de estas toneladas (principalmente en maíz) que se encuentran sin precio, deben fijarse hasta fin de año, debido a que la ventana de fijación culmina en diciembre.

Fuente AGROCLAVE

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Mercado agropecuario complicado

Un importante grupo empresario del sector agropecuario no podrá hacer frente a deudas y pagarés bursátiles: se trata de Los Grobo y Agrofina, ambas comandadas por la familia Grobocopatel, según informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV).

Los Grobo Agropecuaria S.A le anunció a la CNV que no pudo hacerse cargo de un pagaré bursátil de 100.000 dólares debido a “la creciente iliquidez en el mercado de pagarés bursátiles para emisores del agro sumado a la imposibilidad de cobro de ciertos créditos en favor de la sociedad y las dificultades financieras de una compañía relacionada”.

También indicó que incumplirá el pago del resto de los pagarés con vencimiento hasta el 31 de marzo de 2025, los cuales sumarían al menos unos 10 millones de dólares

Segun informa el portal Bichos de Campo en julio pasado, la agencia de calificaciones FIX SCR (ex Fitch Argentina) procedió a bajar la calificación de Los Grobo Agropecuaria y fijar un Rating Watch Negativo en función de que “la compañía presentará mayores desafíos para mejorar sus resultados y flujos en función de menores precios de commodities, apreciación cambiaria y tasas de interés normalizadas”.

De todas maneras, el último informe de FIX, publicado el pasado 20 de diciembre, señala que “FIX estima que la compañía podrá hacer frente a los vencimientos de deuda restantes durante el próximo trimestre por 23 millones de dólares, aunque la liquidez se encontrará presionada y no exhibiendo tampoco una holgada flexibilidad financiera”. Gran fallo de análisis.

La sociedad relacionada a la que hace referencia la carta de Los Grobo es la fabricante de fitosanitarios Agrofina, que tampoco pudo pagar un pagaré por 400 millones de pesos. En el caso de esta firma, las razones expuestas por el grupo tiene que ver con la caída de la demanda de agroquímicos que “comprometió el flujo tanto de fabricantes como de distribuidores”.

Los pagarés bursátiles emitidos por Agrofina también serán defaulteados, así como el próximo pago de intereses y la primera cuota de amortización de capital de las Obligaciones Negociables Clase XII que debería ser abonado el próximo 30 de diciembre.

Se trata de una suma de 9.380.000 dólares correspondiente al capital y otra de 4.620.000 por los intereses. La ON había sido lanzada en junio de 2023 para recaudar 14 millones de dólares, la tercera parte de la cual tendría que se regresada este 30 de diciembre (lo que no sucederá), mientras que otro tercio tendría que ser devuelto el 25 de marzo de 2025 y el tercio restante el 30 de junio de ese mismo año.

El directorio de Agrofina señaló que “está abocado a solucionar esta situación tomando todas las medidas necesarias para ello” y que la empresa “está en un proceso de evaluación general del resto de los instrumentos emitidos en busca de una solución integral que permita asegurar el normal funcionamiento de la sociedad”.

El último balance presentado por Agrofina ante la CNV mostraba señales de alerta con una pérdida por 5591 millones de pesos en el trimestre finalizado el pasado 30 de septiembre y la indicación de que la empresa estaba buscando “potenciales nuevos inversores interesados en el sector agropecuario” para capitalizar la sociedad.

Esta noticia llega luego de conocerse la situación de la empresa familiar Surcos, que tampoco pudo afrontar pagos y terminó con un proceso preventivo de crisis. El denominador común parece ser el mismo: un mercado agropecuario por demás de complicado.

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Campo

El 60% de los ruralistas sostiene que Milei cumplió con sus expectativas


A pesar de una menor rentabilidad en el sector, el índice de confianza del campo Ag Barometer Austral alcanza su máximo en 6 años de análisis tanto en las condiciones presentes como en las expectativas futuras. La encuesta del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral en el índice de Condiciones Presentes llegó a un valor de 149, un aumento del 13% sobre septiembre 2024 (132) y un incremento interanual del 27% con relación a noviembre 2023 (117).

Esto se traduce también en la buena imagen que generó Milei entre los productores agropecuarios: Un 60% de los productores piensan que, a un año de su asunción, ha cumplido con las expectativas depositadas en su gestión y que ningún otro gobierno ha tenido en tan corto plazo: baja de la inflación y de las tasas de interés. En contraste, el 36% que opina que no las cubrió reclama, especialmente, que no bajaron los derechos de exportación, un tema central para el sector agropecuario.


El último índice de confianza del campo que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, conocido como Ag Barometer Austral, marca un cambio importante en el sentir de los productores agropecuarios del país: El 60% piensa que el presidente Javier Milei cumplió con las expectativas del sector.

La mayoría de los productores basan su opinión en los logros macroeconómicos, tales como la baja de la tasa de inflación, las bajas en las tasas de interés (aunque sigan siendo positivas en términos reales) y, fundamentalmente, por la rapidez con la que encaró las reformas estructurales.

Por el contrario, el mientras un 36% opina que no las cubrió. Los productores que sostienen que no cumplió con las expectativas apuntan, especialmente, a que no bajaron los derechos de exportación (un tema central para el sector agropecuario) y al hecho de que el tipo de cambio está perdiendo competitividad. También a las reformas estructurales o bajas de impuestos que aún no se han implementado para poder sostener un tipo de cambio relativamente bajo.

Con este dato como horizonte, la última medición de 2024 alcanza el valor máximo de toda su historia: Desde octubre de 2018 a la fecha, alcanza un valor de 149 puntos, es decir, un aumento del 13% sobre septiembre pasado (132) y un incremento interanual del 27% con relación a noviembre de 2023 (117).

El informe elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral explica que el aumento con relación a septiembre 2024 se produce tanto en el Índice de Condiciones Presentes, alcanzando un 14% (120 vs 105) y en el Índice de Expectativas Futuras 13% (169 vs 150). Así, se estrecha la brecha entre ambos índices, situación que se ha repetido en las últimas cuatro mediciones.

El Índice de Expectativas Futuras ha retomado su tendencia alcista luego de una baja en la medición anterior. Ello se debe, fundamentalmente, a una mejor expectativa de rendimientos luego de las precipitaciones registradas, ya que las perspectivas de precio en soja no mejoran, aunque cabe esperar un mejor comportamiento en los precios del maíz a futuro.

Y tanto ha mejorado la confianza en la situación financiera de los productores que un 72% piensa que sus finanzas estarán mejor en los próximos 12 meses, contra un 59% registrado en la medición de septiembre.

Con respecto a las inversiones, el último Ag Barometer Austral indica que un 56% de los productores piensa en invertir en activos fijos en los próximos 12 meses (el valor de este índice es de 111, y solo fue superado por el de marzo 2022 (119) en momentos de altos precios internacionales). En septiembre pasado, sólo un 47% de los productores pensaba invertir en activos fijos, con lo cual se da un importante cambio en la tendencia de este indicador.

“Se da una situación, en cierta forma, paradójica ya que el Índice de Confianza alcanza los valores máximos de su historia en momentos en que se alzan las voces por la baja rentabilidad del sector agropecuario debido a la persistencia de los derechos de exportación”, analiza Carlos Steiger, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y director de la encuesta.

“Los índices de Condiciones Presentes y de Expectativas Futuras también tienen los valores máximos de su historia en momentos en que las condiciones de rentabilidad de las actividades agrícolas prometen estar en niveles muy bajos o aún negativos cuando la producción se realiza en campos arrendados”, añade el especialista.

Según el Ag Barometer Austral, un 35% de los productores piensa que la rentabilidad esperada de la campaña 2024/25 será menor que la de la campaña 2023/24.

La baja en los precios internacionales, en particular de la soja, es la variable que mejor explica la caída en la rentabilidad, a pesar de que muchos productores esperan obtener mejores rendimientos que en la campaña pasada.

Sin embargo, Steiger advierte que “se escuchan voces de preocupación por parte de productores agropecuarios y de las entidades representativas manifestando que la caída de los precios internacionales para la campaña 2024/25, sumada a la actualización del tipo de cambio por debajo de la tasa de inflación (crawling peg del 2%) durante el año 2024 ha provocado un encarecimiento de los de los costos de producción en dólares que se suman al efecto negativo de la baja de precios”.

Por otra parte, la continuidad de los derechos de exportación -en particular los de la soja- hacen que los productores argentinos reciban un 32% menos de precio que sus competidores de USA y Brasil. Al mismo tiempo, en los meses recientes Brasil ha devaluado su moneda por encima de la inflación local otorgando más competitividad a los productores de soja.

“Otra paradoja es que los ingresos en dólares por exportaciones agroindustriales para el año 2025 serán superiores en 2.400 millones dólares a las del año 2024, en un contexto de quiebra de muchos productores que son los que proporciona dichas divisas”, considera Steiger.

También están mejorando las expectativas de inversión en activos fijos tanto en agricultura como ganadería, lo cual habla de buenas expectativas a mediano y largo plazo ya que dichos activos deben ser amortizados y generar flujos de caja en un horizonte de 5 años aproximadamente. Este este sentido, un 56% de los productores piensa que es buen momento para invertir en ganadería y, en particular, en vientres para incrementar el stock.

“Después de mucho tiempo, parece reavivarse el interés por invertir en ganadería, a pesar de que el 2024 ha continuado una elevada proporción de la faena de vientres como porcentaje de la faena total, indicando que se está lejos de un proceso de retención. Por otra parte, los precios ganaderos han aumentado por debajo de la inflación con impacto negativo en la rentabilidad, ya que, a pesar de la menor oferta para faena, la debilidad del consumo local como resultado de la caída en los ingresos reales de la población no se han traducido en mejores precios”, indica el informe.

“Desde nuestro Centro, consideramos que la explicación a esta aparente contradicción tanto en el sector agrícola como en el ganadero, entre baja rentabilidad y altos índices de confianza proviene de los contextos macroeconómicos y políticos donde se piensa que la Argentina está ante un cambio de paradigmas en lo económico y cultural. La obsesión del gobierno por el equilibrio fiscal, el achicamiento del Estado y parte de sus ineficiencias, la baja del riesgo país, la posible vuelta al financiamiento internacional por parte de empresas argentinas, la baja de las tasas de interés, y el comienzo de una tibia recuperación de la actividad económica son variables que influyen positivamente en la confianza de los productores a pesar de la baja/negativa rentabilidad y a la persistencia de los derechos de exportación”, explica Steiger.

Con respecto al plano internacional, el 57% de los productores piensan que las políticas del presidente Donald Trump serán favorables para el agro argentino, mientras un 43 % piensa lo contrario.

Dada la importancia de los Estados Unidos en la economía global es importante evaluar el probable impacto de las medidas económicas que promete implementar el presidente Trump, en consistencia con su anterior presidencia: la guerra comercial entre USA y China en el año 2018 provocó un desplazamiento de las compras de soja del gigante asiático al Mercosur, lo que generó una caída en los precios de Chicago y una mejora en los precios de la soja de Brasil y Argentina. “Al mantenerse el conflicto comercial entre ambos países, es probable que se repita tal situación con una mejora de los precios para el Mercosur”, pronostica Steiger.

Por el lado del 43 % de los productores que piensa en forma negativa, la causa es que la política proteccionista de Trump generará un aumento de la inflación en USA y, para combatirla, subirán las tasas de interés fortaleciendo al dólar. “Es muy probable que un dólar fuerte afecte en forma negativa al precio de las commodities que exporta nuestro país”, agrega.

“La política proteccionista de Trump también puede afectar negativamente exportaciones agroalimentarias de Argentina hacia USA, como sucedió con los biocombustibles y limones, entre otros”, concluye.

Prensa Universidad Austral 

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