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Por los altos costos, piden autorizar la importación de la vacuna contra la Fiebre Aftosa

6 de abril de 2024

La vacuna contra la Fiebre Aftosa aumentó en sus costos más de un 400% en un año, lo que está generando serios problemas para avanzar en su aplicación en toda la Argentina. Cabe destacar que su administración es clave para mantener una situación epidemiológica estable de la enfermedad.

Frente a esta problemática, la diputada provincial Silvina Vaccarezza (UCR + Cambio Federal), presentó un proyecto solicitándole «al Poder Ejecutivo Provincial que articule todas las medidas que sean necesarias para que el Poder Ejecutivo Nacional por intermedio del SENASA haga cumplir la ley nacional 24.305 Programa Nacional contra la Fiebre Aftosa, referente a autorizar la importación de la vacuna bajo los debidos controles sanitarios y de calidad».

Diputada provincial Silvina Vaccarezza (UCR + Cambio Federal)

Este pedido se sustenta en que según un estudio del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina, en nuestro país se pagan los precios más caros de la región comparado con países limítrofes, en algunos casos llegando hasta a cuadruplicarse.

«Es necesario activar todos los mecanismos que resulten necesarios para que los productores puedan acceder a precios adecuados y poder de esta forma disminuir los costos de producción ganadera», afirmó al respecto Vaccarezza.

Asimismo la legisladora recordó que «durante el 2023 los productores sufrieron pérdidas importantes en su stock producto de la sequía, es por eso que deben promoverse medidas que sirvan para disminuir los costos de producción de una de las principales actividades económicas del interior productivo de la provincia».

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Siembra directa: ¿Qué hay de nuevo?

La superficie agrícola mundial, que abarca aproximadamente un 38% del planeta, juega un papel vital en la alimentación de más de dos mil millones de personas. Sin embargo, este suministro se ve amenazado por la creciente degradación de los suelos, especialmente en áreas bajo labranza intensiva. Este método rompe la estructura del suelo y lo expone a la erosión y pérdida de nutrientes, comprometiendo su capacidad productiva.

En la otra vereda, la siembra directa (SD) propone implantar un cultivo sin labrar la tierra previamente, siendo una alternativa sustentable para cuidar el preciado recurso. Al no disturbar el suelo, la SD reduce la erosión y pérdida de carbono orgánico del suelo (COS), crucial para mantener su calidad y productividad. Además, conserva la humedad y promueve la biodiversidad del suelo convirtiéndolo en un verdadero sumidero de carbono, lo que puede contribuir significativamente a mitigar el cambio climático.

Instituciones como la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) promueve esta tecnología desde hace más de 30 años en Argentina, que hoy abarca el 90% del área sembrada del país. Desde Aapresid se sostiene los beneficios que redundan de su uso integrado con estrategias como la cobertura permanente del suelo con diversos cultivos y sus restos (rastrojos), la nutrición balanceada y el manejo integrado de plagas.

Si bien hay varios estudios científicos que dan cuenta de los beneficios de esta tecnología, parece que la SD ha captado el interés de la comunidad científica actual que, dado su potencial para enriquecer los stocks de carbono y nutrientes, la biodiversidad y el rendimiento de cultivos, le ha puesto el foco en numerosos estudios a nivel mundial.

Un meta-análisis que abarcó numerosos sitios a nivel mundial mostró que la SD aumenta la agregación del suelo, especialmente los macro agregados, que son las unidades funcionales de la estructura física, fundamentales para la estabilización de la materia orgánica. Además, los autores encontraron que la SD favorece la acumulación de COS y nitrógeno total. 

Otro estudio reciente corroboró que la SD en combinación con cultivos de servicios -sembrados entre cultivos de renta-, mejora el almacenamiento de COS y la respiración del suelo. Esto debido al mayor aporte de biomasa y densidad de raíces, especialmente en la primera capa del suelo.  

Por otra parte, la SD puede mejorar la diversidad de la microbiota y fauna del suelo, fundamental en el ciclo de nutrientes y la sostenibilidad agrícola. Los sistemas de SD a largo plazo se comportan de manera similar a los naturales, estimulando la actividad biológica del suelo y mejorando la productividad de los cultivos. Un artículo publicado en enero de este año muestra que una mayor diversidad de cultivos en SD aumenta la abundancia de microorganismos y reduce la tasa de descomposición del rastrojo, equilibrando el sistema. 

En cuanto a los rendimientos, hay estudios que señalan que la SD a largo plazo promueve mejoras en la calidad física del suelo y la productividad de los cultivos. Además, los mayores rendimientos refuerzan la viabilidad económica del sistema.

La evidencia científica ratifica a la SD como una práctica beneficiosa para el ambiente y la productividad agrícola. Se resalta la capacidad de la SD para reconstituir y recarbonizar los suelos y crear entornos agrícolas equilibrados y resilientes frente al cambio climático. Esto la consolida como la mejor opción para el futuro de la agricultura sostenible.

Por Elina Ribot - Prensa Aapresid

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Mejoran las expectativas en el agro, pero con reservas

Resultados de la última Encuesta SEA CREA. Se observa un cambio de tendencia respecto de la situación presente en el último lustro.La última Encuesta SEA realizada en el presente mes de marzo por CREA refleja un panorama auspicioso en términos de expectativas generales.
Un 77% de los encuestados consideró que la situación económica del país podría mejorar dentro de un año, lo que representa un cambio de tendencia importante respecto de la situación vigente en el último lustro.En lo que respecta a la evolución de los indicadores económicos y financieros de las empresas que gestionan, un 63% de los consultados dijo que prevé una mejora en el próximo año.
El incremento de capital operativo previsto para la próxima campaña 2024/25 es sustancial en la mayor parte de las actividades agropecuarias (promedio de casi 10%), lo que representa una exigencia financiera mayúscula para las empresas en un entorno incierto caracterizado por una desaceleración económica a nivel global y, especialmente, local.
No obstante, existe expectativa al respecto en función de la evolución de los precios de los insumos importados.
En ese marco, un 62% de los empresarios CREA consultados manifestó que no estima que la actual coyuntura sea un escenario adecuado para realizar inversiones, mientras que apenas un magro 14% consideró propicio el escenario para ese propósito.
La inercia de una campaña caracterizada por un desastre productivo (2023/24), las malas relaciones entre el valor de los productos y los bienes de capital –aún caros en dólares– y la incertidumbre en el mercado financiero serían las causas de esa situación.Al preguntar a los empresarios si efectivamente planeaban realizar inversiones en el presente año, apenas un 22% de la muestra contestó que estaba planificando implementar procesos, equipos y tecnologías orientadas a mejorar la productividad o la eficiencia.
Se trata de un nivel inferior al registrado, para la misma fecha, en los últimos dos años.La encuesta SEA, respondida por 1478 empresarios CREA de las diferentes regiones productivas del país, tiene una periodicidad cuatrimestral. La próxima está prevista para julio de este año.

CREA es una asociación civil sin fines de lucro integrada y dirigida por empresarios agropecuarios que se reúnen en grupos para optimizar los resultados de sus organizaciones a través del intercambio de conocimientos, ideas y experiencias.
Su objetivo es asegurar y potenciar el buen funcionamiento de los grupos CREA para que las empresas que los integran sean económicamente rentables y sustentables en el tiempo.
El Movimiento está conformado por cerca de 2182 empresas distribuías en todo el país e impulsa el desarrollo de las comunidades en las que está presente a través de sus pilares básicos: experimentación, capacitación, transferencia e integración a la comunidad, con foco en innovación y sostenibilidad.
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Girasol en el sudeste : buscando el techo sin perder el piso

Implantación, fertilización y enfermedades en foco en la jornada Un Productor en Acción que brindó la Regional Mar del Plata de Aapresid para achicar la brecha de rendimiento del cultivo.

La jornada se realizó el 29 de febrero en la Estancia Santa Lucía en Chapadmaldal (Bs. As.) y reunió a productores, técnicos y empresas.

En el sudeste bonaerense el girasol encuentra tierra fértil para expresar su enorme potencial como antecesor a la fina. Pero lejos está el rendimiento promedio de alcanzar los 4000 kg estimados para la zona: en la última campaña fue de 2500/3000 kg.

Es por ello que, bajo el lema “Los arquitectos despistados del girasol: buscando el techo sin perder el piso”, la Regional Mar del Plata-Juan Manuel Fangio de Aapresid llevó a cabo una jornada UPA (Un Productor en Acción) para hablar sobre el manejo del cultivo.

Achicando la brecha desde la implantación del cultivo

Uno de los puntos críticos en girasol es la implantación, la cual debe apuntar a lograr un piso de 40-45.000 plantas/ha en los mejores ambientes, comentó el productor necochense y socio Aapresid Agustín Bilbao (Agroestudio Viento Sur).

Para ello, es crucial posicionar bien la fecha de siembra, considerando estirarla hasta principios de noviembre si el agua acompaña. Por varias razones: “a diferencia de octubre, en esa época hay menos presión de plagas como babosa y bicho bolita, el lote está más parejo por mayor degradación del rastrojo y hay mayor disponibilidad del nitrógeno”, explicó.

Otra ventaja de sembrar en noviembre es que se ahorra una aplicación en el barbecho. Las malezas resistentes, entre ellas crucíferas, raigrás, rama negra y yuyo colorado son un dolor de cabeza en la región. El productor señaló que están teniendo buenos controles con sulfentrazone, “idealmente combinado con otros modos de acción para retrasar la resistencia y siempre dentro de un manejo integrado”.

Nitrógeno (N) y manejo de enfermedades

Otra estrategia para acercarse al techo es la fertilización nitrogenada, usualmente dejada de lado por muchos productores. “Es ideal muestrear el suelo 15 días presiembra y aplicar al menos 30 kg de N de arranque o con 6 hojas expandidas (V6), siempre con temperaturas menores a 24º y previo a una lluvia para asegurar su incorporación”, remarcó Bilbao.

Sin embargo, la sobrefertilización puede favorecer la aparición de enfermedades como el cancro del tallo. Causado por Phomopsis helianthi, el cancro es muy temido porque pega fuerte en el rendimiento y su control es dificultoso. “La genética tolerante y buena siembra son herramientas clave para mantenerlo a raya”, señaló.

Por otro lado, los tratamientos con estrobirulinas entre V6 y V12 están teniendo buenos resultados para controlar otras enfermedades frecuentes como alternaria (mancha de la hoja) y phoma (mancha negra del tallo).

Queda claro que las tecnologías de insumos son grandes aliadas para potenciar el cultivo. En la jornada se recorrieron ensayos donde participaron FertiGlobal, Stoller y Insuagro (fertilizantes), Biotrop, UPL y Horus Bio (biológicos), FMC (herbicidas e insecticidas) y Syngenta (fungicidas). También estuvieron presentes Advanta, Nuseed, SPS, Brevant y Nidera aportando genética girasolera.

“En la región, el girasol compite con la soja y en los mejores lotes le gana “por goleada” en el margen bruto, aseguró Bilbao. Hacer las cosas bien desde la siembra a la cosecha repercute no solo en mayores rendimientos y estabilidad sino en la posibilidad de lograr un diferencial de precio en el caso de materiales alto oleico.

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