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Un 2023 negativo: El 68% de los productores piensa que el sector estará peor

7 de diciembre de 2022

La última edición del índice de confianza de 2022 de los productores agropecuarios medida por el Ag Barometer Austral en noviembre pasado se encuentra en los niveles más bajos de su historia: con una caída de 19,2% con relación a la medición de septiembre de este año marca un valor de 67 y pone freno a la incipiente recuperación de la edición pasada.
En el informe elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, tanto el Índice de Condiciones Presentes como el de las expectativas del sector agropecuario en los próximos 12 meses, con un valor de 45 y 44 puntos respectivamente, llegaron a la marca más baja en 24 ediciones.
La sorpresa es que el clima ocupa el primer lugar como el mayor desafío que enfrentan los productores y supera, por primera vez, a la incertidumbre política y a la inestabilidad macroeconómica que la siguen de cerca.
 El último Índice Ag Barometer de noviembre 2022, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad, revela una importante caída con relación a la medición de septiembre pasado y se ubica entre los más bajos desde que comenzó la medición hace 4 años.La principal caída se da en el Índice de Condiciones Presentes con 45 puntos, y se ubica como el segundo peor entre las 24 mediciones, solo comparable con noviembre 2018 que también era un momento muy afectado por la sequía.
“Los dos componentes de ese índice son muy negativos, tanto en lo referido a la situación financiera actual comparada con la de un año atrás: 44 vs 70, respectivamente. Y también en lo que se refiere al momento para realizar inversiones, que alcanzó su pico en el mes de mayo 2022 con un valor de 109”, indica el informe.
A la vez, resultan muy negativas las expectativas futuras para los próximos 12 meses en lo que a la empresa en particular se refiere: un 51 % de los productores piensan que van a estar peor.
Pero en lo que los productores se muestran mayormente negativos es en la expectativa sobre el sector agropecuario en los próximos 12 meses, donde un 86% piensa que se avecinan malos tiempos. Este porcentaje se ubica entre los tres más bajos de la historia del Ag Barometer Austral.
En orden de relevancia, las causas de este pesimismo y desaliento de los productores, tanto en actividades agrícolas como ganaderas, son: climáticas, los mercados y precios agrícolas y ganaderos, la incertidumbre política en la Argentina y la inestabilidad macroeconómica global y local.
Por primera vez en la historia del Ag Barometer Austral, el clima (58%) encabeza las preocupaciones de los productores para los próximos 12 meses, superando en magnitud de importancia a la incertidumbre política (39%) y la inestabilidad económica (27%), que son una constante para los hombres del campo del país.
Al cierre de la nueva edición de este informe, se estima que se perdió la mitad de la cosecha de trigo 2022/23, mientras que el maíz y la soja enfrentan panoramas complejos con atrasos en las tareas de siembra.
“De no producirse precipitaciones en los momentos críticos, podrían conducir a pérdidas importantes en la producción de maíz que oscilarían entre las 6 y 10 millones de toneladas, es decir, el equivalente a unos 3.000 millones de dólares menos de exportaciones, con el consiguiente impacto en la oferta de divisas de la Argentina y, fundamentalmente, en los ingresos de los productores agropecuarios”, estiman los especialistas del Centro de Agronegocios y Alimentos.
En el caso de la soja, teniendo en cuenta que las intenciones de siembra resultan superiores a las de la campaña anterior -en parte debido a la sustitución de maíz por soja-, los expertos consideran que hay que esperar a si las últimas lluvias implican un cambio de tendencia para poder estimar mejor el impacto sobre los rendimientos.
A la fecha, la siembra de soja alcanza al 29,1% del área proyectada para la campaña 2022/23, registrando un avance intersemanal de 9,7 p.p. y una demora interanual de 17,2 p.p., debido a la escasa humedad en gran parte de los lotes.
“Algunos cálculos sostienen que la producción de soja podría resultar de 10 millones menos de toneladas que las estimadas, con un ingreso menor de divisas de 5.000 millones de dólares a los precios de hoy y que, en primer lugar, serán menores ingresos de los productores”, detalla el informe y agrega: “En síntesis: sumadas las expectativas de cosechas e ingresos de trigo, soja y maíz; puede esperarse para el 2023 una caída en los ingresos de divisas de 10.000 millones de dólares a precios de exportación, lo que será una cantidad muy significativa de menores ingresos para los productores”.
Todas estas consideraciones avalan el pesimismo de los productores agropecuarios con relación a su situación financiera para los próximos 12 meses, como así también la del sector, con un total de más de 20 millones menos de toneladas producidas y su consecuente impacto negativo en todos los integrantes de las cadenas comerciales.
Pesimismo en todos los eslabones de la cadena ganadera vacuna
La nueva edición del Ag Barometer Austral marca también el “deterioro notable” de las expectativas de rentabilidad en todos los eslabones de las distintas actividades ganaderas. De la misma manera que en noviembre de 2021, se preguntó a los productores sus expectativas sobre la rentabilidad de distintas actividades de la cadena ganadera vacuna y los resultados fueron muy negativos.
En las explotaciones de cría en la actualidad un 27 % estiman rentabilidad muy buena/buena frente a un 35 % muy mala/mala. En las actividades de recría, un 13 % como Muy buena/buena frente a un 43 % muy mala/mala.
En invernada pastoril, 12 % Muy buena/Buena frente a un 52 % Muy mala/mala. Los peores números se dan en engorde a corral/feedlot: 4 % Muy buena/buena, frente a un 80 % Muy mala/mala.
Estos resultados se tornan más impactantes cuando se los compara con la medición de un año atrás, ya que todas las expectativas negativas han crecido considerablemente: Cría: 9 vs 39; recría: 15 vs 43; engorde pastoril: 13 vs 52; engorde a corral/feedlot: 21 vs 80.
Las causas de la caída en la confianza de los productores ganaderos son varias y todas ellas se pueden reflejar en la caída de los precios reales en Liniers – Cañuelas, y resultan de factores tanto de oferta como de demanda.Entre las variables que afectan la demanda en forma negativa pueden mencionarse la permanencia de las prohibiciones a exportar determinados cortes, la caída de precios internacionales por recesión en Europa y la salida de China del mercado en los últimos meses.
También la caída del salario real en la Argentina, que pierde poder de compra frente a la inflación.Con respecto a la oferta, puede mencionarse el impacto de la sequía, que acelera la venta de animales sin terminación acentuando el desequilibrio oferta / demanda.
“En el 2023 los precios ganaderos han perdido significativamente frente a la inflación, quedando lejanos aquellos momentos de mayo 2021, donde se intervino de distintas maneras en los mercados de carnes para desacoplar los precios internacionales de los pecios internos en momentos de una sostenida demanda externa que ya no existe”, concluye el informe.

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NI MUUU: ‘Qué culpa tenemos’

La provincia de Buenos Aires enfrenta múltiples desafíos en áreas como infraestructura y educación, pero un nuevo proyecto de ley que busca gravar las emisiones de gases de efecto invernadero ha generado controversia.

 Según expresaron al unísono las entidades del sector productivo, la iniciativa carece de sustento y no aborda los verdaderos problemas que afectan a los productores locales. Así lo manifestó de forma contundente el presidente de la Confederación de Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) Ignacio Kovarsky a El Campo Hoy. 

"Habiendo tantos temas para solucionar; desde infraestructura, educación, un montón de temas para la provincia de Buenos Aires y bueno, acá al parecer lo único que importa es agarrar cualquier tema para grabar con impuestos y recaudar más y soluciones cero". 

El ruralista también afirmó que el concepto de emisión de gases utilizado en la iniciativa es obsoleto y que el enfoque actual debe ser sobre el equilibrio y el balance en lugar de solo la emisión.

Kovarsky destacó que el sistema ganadero argentino, basado en pastizales extensivos, no solo es neutro en términos de emisiones, sino que también contribuye positivamente al secuestro de carbono. 

"Justamente el sistema ganadero de Argentina con pastizales extensivos y demás, y con muy pocos casos de animales en feedlot, ahí es donde vemos que es justamente no solo neutro, sino positivo la cantidad de captación, secuestro del carbono a través de la fotosíntesis de nuestros pastizales respecto de lo que se emite".

En cuanto a la situación del rodeo bovino en encierres a corral, el experto aclaró que "no es el porcentaje, sino el tiempo" que los animales pasan en pastizales antes de ser llevados a engorde en feedlot. "La vaca de cría eternamente está sobre pastizales, que es la mitad o más de la ganadería argentina". Este enfoque resalta la importancia de considerar el ciclo completo de producción en lugar de centrarse únicamente en las emisiones.

Buenos Aires bajo el agua

Sobre el plan de ayuda anunciado por el gobierno nacional, indicó que se está formando una mesa de trabajo que busca coordinar esfuerzos locales. "Sé que se bajó maquinaria; la Provincia hace un tiempo que había aportado, y Nación estaba bajando maquinaria tanto en 9 de julio, Casar es Bolívar y Bragado, por ejemplo". Sin embargo, subrayó la necesidad de acelerar los procesos y concretar las ayudas reales.

Finalmente, mencionó que se está trabajando en un presupuesto destinado al nodo Bragado, aunque se reconoce que "hace falta más: se deben licitar y ejecutar obras complementarias para mitigar inundaciones, que son un problema cíclico en la región. Hay que ejecutarlo con mayor velocidad. Entendemos que van a llegar más dragas ahora creo que en enero, pero hace falta acelerar eso".

El rechazo de CRA

Desde CRA rechazaron el intento de imponer una “tasa al metano bovino”. En una gacetilla dada a conocer ayer, expresaron que "una diputada impulse cobrar un impuesto por los gases que emiten las vacas no es una discusión ambiental: es otra muestra de la capacidad de daño de dirigentes que, lejos de comprender cómo se produce en Argentina, vuelven a atacar al sector que sostiene al país. Como señaló CARBAP, cobrar por respirar a las vacas no reduce emisiones, reduce producción.

La entidad expresó que la ganadería argentina alimenta al mundo, genera miles de empleos y moviliza economías regionales. "Inventar una Tasa Ambiental sobre el Metano (TAMBA) es simplemente seguir esquilmando al que produce, cargando más impuestos sobre quienes ya enfrentan una de las presiones fiscales más altas del planeta. Y, para colmo, sin aportar ninguna solución técnica seria o viable".

Finalmente sostuvieron que desde CRA van a seguir defendiendo la producción, el trabajo y la gente que todos los días sostiene al país, "frente a políticas que solo buscan frenar, castigar y asfixiar a quienes producen". radio Cadena3

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Hay productores que emiten menos GEI: ¿Quiénes son y cómo lo logran?

Un informe de la Red de Carbono de Aapresid revela los puntos en común entre los manejos de mayor eficiencia ambiental. Además: los cultivos que más emiten y las estrategias de mitigación.

La nueva edición del Informe de la Red de Carbono de Aapresid deja un mensaje contundente: los productores que integran la red generan sistemáticamente menos emisiones de gases de efecto invernadero que la media nacional construida en base a información de monitoreos en más de dos millones de hectáreas en todo el país.

En un escenario global donde la huella climática comienza a definir accesos a mercados, precios y exigencias de trazabilidad, contar con evidencia local que demuestre la performance de los sistemas agrícolas argentinos resulta estratégico.

El Informe 2025 de la Red sintetiza la cuantificación de emisiones GEI y balance de carbono de los suelos sobre más de 700 mil hectáreas distribuidas en 16 zonas agroecológicas. Se cuantificaron las emisiones directas e indirectas generadas tranqueras adentro asociadas al manejo agrícola: uso de combustibles fósiles, fertilización, descomposición de residuos, aplicación de insumos y consumo de energía.

EL dato: cuando se comparan las emisiones por hectárea y tonelada generadas los productores Aapresid y un índice nacional en base a 2 millones de hectáreas se observa una diferencia sistemática y favorable para los primeros en prácticamente todos los cultivos.

“Esta brecha se asocia a manejos más eficientes, fertilización ajustada al diagnóstico, menor cantidad de labores y decisiones agronómicas que permiten sostener mayores niveles de productividad con igual o menor uso de insumos”, explica el Informe.

Emisiones según cultivo: ranking y fuentes

En términos generales, las emisiones por tonelada de rinde varían según el cultivo: el trigo se lleva el primer puesto como el cultivo que más emite, seguido por la cebada.

En cuanto a las fuentes de emisión, también varían según el cultivo: en maíz, trigo y girasol están explicadas mayormente por el manejo de la fertilización nitrogenada, mientras que en soja y legumbres, por las labores y el uso de fitosanitarios.

A medida que el rinde aumenta la intensidad de emisiones disminuye. Así, los sistemas que logran convertir más biomasa con la misma inversión tecnológica emiten menos.

Sin embargo, el Informe aclara que “el incremento del rendimiento no constituye por sí mismo una estrategia de mitigación, sino que la mejora ambiental se logra con mayor eficiencia productiva: buenos diagnósticos, optimización del uso de insumos, manejo adaptado al ambiente, planificación de rotaciones, eficiencia en el manejo de plagas y estabilidad productiva en el tiempo”.

¿Qué pasa con el carbono del suelo?

El análisis se complementa con la evolución del carbono orgánico del suelo, un indicador clave de salud y resiliencia. Si bien los incrementos de carbono son modestos incluso en rotaciones intensificadas, gran parte de los sistemas evaluados muestran estabilidad en los niveles de carbono, lo que confirma la capacidad de la Siembra Directa y de las rotaciones diversas para sostener la fertilidad y la estructura de los suelos en el largo plazo. Las mayores pérdidas se registran en esquemas dominados por monocultivos o por secuencias exclusivamente gramíneas o leguminosas, mientras que los mejores resultados se observan en planteos que combinan cultivos de verano e invierno, incorporan cultivos de servicio y mantienen una cobertura continua del suelo.

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Ruralistas piden por las obras de la cuenca del Salado antes de 2030

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) lanzó un fuerte reclamo político hacia los gobiernos municipal, provincial y nacional, en medio de una inundación que ya lleva nueve meses y que afecta gravemente al corazón productivo bonaerense.

En un comunicado, CARBAP responsabilizó directamente a las autoridades por la falta de obras y advirtió que la situación evidencia “promesas incumplidas, demoras injustificadas y absoluta falta de voluntad política”.

Según un relevamiento realizado sobre imágenes satelitales del 11 al 13 de noviembre, en la cuenca del río Salado -que abarca unas 17 millones de hectáreas- 2 millones aparecen inundadas o anegadas y 3,8 millones están afectadas de manera tal que quedaron fuera de producción: sin piso, sin caminos transitables y sin posibilidad de ingreso de maquinaria.

La entidad ruralista fijó un objetivo tan claro como urgente: las obras del Plan Maestro del Río Salado deben completarse por completo antes de 2030. Y definió esa meta como “innegociable”.

“No es un slogan ni un deseo. Es una obligación moral, productiva y social”, afirmó CARBAP.

La organización recordó que el plan no exige tecnologías complejas ni obras extraordinarias: “Hablamos de canales, puentes y obras hidráulicas básicas, para las cuales Argentina tiene ingenieros, técnicos y maquinaria. La capacidad existe: lo que falta es decisión política”.

CARBAP también cuestionó el argumento oficial de la falta de recursos. “Frente a quienes repiten ‘no hay plata’, la respuesta es simple: en esta cuenca sí hay plata; la generan los productores y la recaudan los tres niveles del Estado todos los años”.

Por eso, la entidad exigió compromisos públicos y verificables tanto del Gobierno actual como de los futuros gobernantes para garantizar que el plan se ejecute íntegramente.

El comunicado concluye con una advertencia: “Las inundaciones no esperan. La producción no espera. La familia rural, la educación, la salud, la seguridad y el futuro del interior productivo tampoco pueden seguir esperando”.

FUENTE: Noticias Agropecuarias.

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