País
Una de cada cuatro personas mayores vive en la pobreza
13 de septiembre de 2022
Una de cada cuatro personas mayores de 60 años vive en condiciones de pobreza multidimensional. Si bien la cifra es alta, ese grupo etario es el que tiene mejores índices en comparación con los de menor edad. Además, los mayores de 75 son los que menos expuestos están a esa situación.
“La edad opera como un factor de menor riesgo a lo que sería la pobreza multidimensional”, explicó Solange Rodríguez Espínola, investigadora del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA). La pobreza multidimensional es la que mide distintas dimensiones más allá del ingreso. Por ejemplo, también se tienen en cuenta el habitad, la vivienda, la salud o la protección social. Así, este tipo de pobreza alcanza a una de cada 4 personas mayores.
De todos modos, en comparación con los sub 60, están mucho mejor: en promedio hay 20 puntos porcentuales entre unos y otros.Si se compara con niños, niñas y adolescentes, esta situación duplica la registrada entre las personas mayores. Los datos surgen del informe “Condiciones de vida de las personas mayores (2017-2021)”, realizado en conjunto con la Fundación Navarro Viola.
“Es porque esas personas mayores, en su mayoría, ya tienen previsto ciertas estructuras de vivienda que en determinada edad no. Algunas cuestiones que remiten a lo que son servicios básicos y, también, a que ciertos hogares tienen otra estructura. Por ejemplo, al tener niños o con personas con más incidencia en el contexto de estudiar o de salir, eso hace que exista otra disparidad. La estructura de organización de gastos de las personas mayores es distinta. No es que no haya pobres porque la pobreza multidimensional habla de las carencias de derechos”, reveló la investigadora a elDiarioAR.
A cuánto mayor edad, mayor protección frente a la pobreza multidimensional: en el caso de personas mayores de 75 años se da en una de cada cinco.
Si se mira todo el arco de edades, se ve que, aún siendo importante entre los más viejos, la pobreza multidimensional los alcanza en la tercera parte de la que se registra entre los sub 18. “Una diferencia abismal, la edad avanzada es casi un seguro contra la pobreza multidimensional”, sostiene el estudio. “Dentro de los mayores, los que tienen entre 60 y 74 años serían los más expuestos, todavía no tienen la previsión de cómo sostenerse sin la estabilidad de una jubilación o empezando a tener una jubilación y no teniendo los servicios básicos”, describió Ródríguez Espínola.
Otro de los datos muestra que cuatro de cada diez hogares con personas mayores tienen ingresos insuficientes. Una situación que empeoró con respecto a la medición previa que fue entre 2010-2017. Sin embargo, si se lo pone en contexto con las otras edades, también se ve que los índices son mejores. En los hogares sin personas mayores, la cifra de ingresos insuficientes se eleva a cinco de cada diez. “Dentro de un cuadro sombrío para todos los hogares, con y sin personas mayores, los hogares con mayores están menos mal”, afirma el texto.
“Es como un arreglo de las estrategias de los hogares por los ingresos que se tienen. Los hogares compuestos exclusivamente por personas mayores son los más protegidos, pero no aquellos que son de múltiples generaciones. Estas personas mayores terminan sosteniendo estos hogares o parte de ellos, lo que hace que disminuyan esas condiciones. Las estrategias de subsistencia tiene que ver con esto de vivir entre varias generaciones”, indicó la investigadora.
El estudio también indaga en las condiciones de salud y de bienestar subjetivo. Dos de cada diez empeoraron su salud en 2020, respecto al momento previo al COVID-19. Se trata mayormente varones, en estratos medios profesionales en hogares multipersonales. La soledad también incide en sus condiciones de vida. “Vimos ciertas fortalezas que tienen los adultos mayores que viven con otro y no los que están solos. Estos últimos tienen ciertas vulnerabilidades frente algunas circunstancias que no las tienen otros. Tiene que ver con la asistencia de alguien, las condiciones efectivas de apoyo, de felicidad, de sentirse que tienen planes, que puede entender la vida desde otra perspectiva. Los que están solitos son los que se observan más vulnerables”, agregó Rodríguez Espínola.
La investigadora explicó que hay políticas públicas de intervención que deben ser reactualizadas después de la pandemia, como el acceso a los turnos médicos, que en muchos casos son a largo plazo, o las actividades que requieren acceso a internet. “No es que las personas mayores sean vulnerables sino que necesitan políticas de intervención propias y adecuadas a su contexto y situación. Por ejemplo, el acceso a través de espacios virtuales está relacionado con el contexto de red social que tenga la persona. Los abuelitos que están más aislados son los más complicados de acceder a determinados servicios o necesidades básicas”, explicó.
Fuente elDiarioAR
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Portada digital del día 16/8/2024
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Diputados dio luz verde al proyecto que declara la esencialidad educativa
La Cámara de Diputados aprobó y giró al Senado un proyecto de ley que declara a la educación como "Servicio Estratégico Esencial", con el objetivo de garantizar 180 días de clases en las escuelas públicas y evitar la pérdida de días de clases debido a paros docentes.
El proyecto recibió 131 votos afirmativos, 95 negativos y dos abstenciones. Fue apoyado por partidos como La Libertad Avanza, el PRO, la UCR, y algunos bloques aliados del oficialismo. Por otro lado, fue rechazado por la mayoría de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda.
La ley busca proteger y promover los derechos de niños, niñas y adolescentes, asegurando un ciclo lectivo completo. Establece que el Estado Nacional y las provincias deben garantizar el derecho a la educación durante los días de clase afectados por huelgas docentes y no docentes, mediante un sistema de guardias mínimas obligatorias.
Guardias mínimas: si una huelga dura entre uno y dos días, se deberá implementar una guardia mínima del 30% del personal. Si la huelga se extiende más de tres días, se requerirá una guardia del 50% del personal.
Comunicación obligatoria: al inicio del ciclo lectivo, cada colegio deberá informar a las autoridades el sistema de guardias que implementará para garantizar el dictado de clases.
La vuelta de un grande
Debate
Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica): "Hay dos derechos en pugna: el derecho a huelga y el derecho de los niños a la educación. Este proyecto reafirma la prioridad de los estudiantes".
Alejandro Finocchiaro (PRO): "Este proyecto beneficia a toda la sociedad, poniendo a los chicos en el centro del debate educativo. Buscamos equilibrar el derecho a la educación y el derecho a huelga".
Julio Cobos (UCR): "Respaldamos el proyecto para asegurar que se cumpla con el calendario académico de 180 días".
Vanina Biasi (Frente de Izquierda): "Defenderemos el derecho a la protesta y la calidad educativa. Quienes buscan prohibirlo son los verdaderos responsables de la crisis educativa".
Carla Carrizo (UCR): "Esta ley no está en contra de nadie, sino a favor de los derechos de la infancia. Invitamos a los sindicatos a mejorar la educación".
Héctor Stefani (PRO): "El derecho preferente en Argentina es la educación de nuestros hijos."
Pablo Carro (Unión por la Patria): "Este proyecto es inconstitucional y demagógico. El derecho a huelga está consagrado en la Constitución".
José Luis Espert (La Libertad Avanza): "Es crucial que logremos sancionar la educación como un servicio esencial para igualar oportunidades y priorizar el derecho de los chicos a estudiar".
Daniel Arroyo (Unión por la Patria): "Es evidente que más horas de clases mejoran la educación, pero recortar el derecho a huelga no es la solución".
Blanca Osuna (Unión por la Patria): "Este proyecto solo busca regular el derecho a huelga. El verdadero problema es la crisis alimentaria y nutricional que afecta a los estudiantes".
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HAMBRE INFANTIL
De cara al día de las infancias, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advirtió por “los preocupantes índices de pobreza y la emergencia alimentaria” en la Argentina, en un duro comunicado firmado junto al Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.
“Ser pobre implica ser invisible a toda la sociedad. Ser un niño pobre, es ser aún, más invisible”, afirman en este documento.
En clara defensa de los derechos de la niñez y la adolescencia, destacan entre los “17 Objetivos de Desarrollo Sostenible”, enunciados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a los que adhiere nuestro país, el “Fin de la pobreza”, “Hambre cero”, “Salud y bienestar”, “Educación de calidad”, “Igualdad de género”.
El presente y el futuro de ese grupo de argentinos, advierten, “es hoy más incierto y preocupante”. Para lograr el hambre cero, una buena salud y bienestar para todos, eje de las proyecciones deseables para 2030, aseguran que “se debe afrontar seriamente la carga de las inequidades sociales, educativas y de salud de la niñez y adolescencia en Argentina”.
Proteger a las infancias más vulnerables, señalan, “lamentablemente no está en la agenda de las políticas públicas desde hace años”. Con el trabajo del Observatorio de la Infancia y la Adolescencia de la SAP, en convenio con Unicef, y el del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, que acaban de publicar sus respectivos análisis, aseguran que “las cifras están” y que se deben planificar las acciones en consecuencia.
Marcan a la pobreza como el eje que genera una profunda vulneración a los derechos de la niñez, y por eso debe ser una prioridad en la agenda nacional. “Quienes viven en situación de pobreza no gozan de manera plena del ejercicio de sus derechos y, por ende, no cuentan con igualdad de oportunidades para acceder a la salud, educación, vivienda, seguridad social u otras prestaciones esenciales para tener una vida digna”, detalla el texto.
La pobreza infantil en el tercer trimestre de 2023 se estima en 55% (con jurisdicciones que superan el 80%) y la indigencia en 15,7% con cifras estimadas en aumento para 2024. Más de la mitad (51,4%) de los niños, niñas y adolescentes de 0 a 14 años son pobres.
La carencia de red de cloacas afecta a casi el 38% de los hogares en el país, 15% no dispone de agua corriente y más de la mitad reside en viviendas sin acceso a la red de gas. En las estadísticas que expresan promedios, señalan, “se ocultan cifras más contundentes de la desigualdad de oportunidades”.
La pobreza impacta en los vínculos familiares, en el juego y en el acceso a la escolaridad, exponiendo a padecer adversidades tempranas asociadas a deficiencias posteriores en el aprendizaje, comportamiento, bienestar físico y mental, efectos que se profundizan mientras mayores sean las carencias.
Según el decreto 108 del Poder Ejecutivo Nacional, la emergencia alimentaria existe en nuestro país desde 2002. “Una alimentación inadecuada repercute en el crecimiento, el desarrollo y la salud integral. Hoy en la Argentina, la inseguridad alimentaria afecta al 64,5% de niños, niñas y adolescentes, con un aumento sostenido desde 2004. Esta situación requiere de acciones inmediatas y sostenibles en el tiempo. El hambre en general y en especial de un niño es inadmisible”, remarcan los pediatras.
En un subtítulo sobre vacunas, la SAP marca como preocupante que, a pesar de observarse una lenta recuperación pos pandemia, las vacunas aplicadas en lactantes para completar el esquema primario, sigan siendo iguales o inferiores al 80%, 15 puntos por debajo de la meta óptima del 95% necesaria para alcanzar una cobertura universal o de rebaño. Cifras oficiales muestran que, para fines de 2023, 112.000 niños de 0 a 5 años no habían recibido ninguna vacuna y 37.000 tenían el esquema incompleto.
“Esta brecha representa un riesgo significativo para la salud pública en general y para los niños en particular, con consecuencias directas en el aumento de casos de enfermedades prevenibles por vacunación, como la meningitis bacteriana”.
Igual preocupación describen en la carta sobre el embarazo adolescente, los primeros 1000 días de vida y la salud mental de los más jóvenes.
El impacto de la pobreza y la exclusión social, ejes del informe tanto de la SAP y Unicef como del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, cierran, “se agiganta cuando se pone la mirada en la infancia y su incidencia en la educación. Las políticas educativas actuales no logran garantizar la continuidad escolar y es preocupante la calidad de la educación primaria y secundaria en un entorno de pobreza y marginalidad, en la que muchos de los niños, niñas y adolescentes del país hoy se encuentran”. (DIB)