Mundo
Monja rompe el protocolo y llora junto al ataúd de Francisco
23 de abril de 2025
En medio del rigor ceremonial que marca la despedida del papa Francisco, una escena inesperada y profundamente humana rompió con el protocolo vaticano. Se trata de la monja Sor Geneviève Jeanningros, una religiosa de 81 años, quien se acercó hasta el féretro del Pontífice, se arrodilló y se inclinó en oración. Nadie la detuvo. Sobrina de Léonie Duquet -la monja francesa desaparecida en Argentina durante la dictadura-, Geneviève tiene una historia de amistad inquebrantable con Francisco
La imagen fue clara: con una mochila al hombro, Jeanningros se detuvo frente al féretro del Papa en la Basílica de San Pedro y, de pie, rompió en llanto. Permaneció varios minutos en silencio, inmóvil. Nadie osó interrumpir ese gesto de despedida.

“La enfant terrible”, como solía llamarla el papa Francisco, lleva más de cinco décadas dedicada a acompañar a mujeres transexuales y feriantes de Ostia, en los márgenes de Roma. Fue ella quien en reiteradas ocasiones acercó al Papa a la comunidad trans, llevándolas a las audiencias de los miércoles en el Vaticano.
Durante la pandemia, junto al cardenal Konrad Krajewski, Jeanningros gestionó asistencia para personas en situación de vulnerabilidad extrema. Incluso logró que el Papa visitara el parque de atracciones de Ostia, el 31 de julio de 2024, donde bendijo una imagen de la «Virgen protectora del espectáculo ambulante y del circo».
Su historia está marcada por el dolor y la lucha por la memoria. Geneviève es sobrina de Léonie Duquet, monja desaparecida en 1977, víctima del terrorismo de Estado en Argentina. En 2011, declaró en Comodoro Py durante el juicio por delitos de lesa humanidad, en el que fue condenado Alfredo Astiz.
Su vínculo con Francisco fue estrecho y constante. Además de visitas personales, la monja asistía semanalmente a las audiencias papales, donde llevaba a grupos LGBT+, nómades y artistas circenses.
El lunes, Geneviève despidió a su amigo de toda la vida con un gesto puro: una oración, unas lágrimas, y la dignidad de una despedida que conmovió al mundo.
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Ecuador: asesinan a un jugador de fútbol en un ataque de sicarios
El fútbol mundial llora la muerte del jugador ecuatoriano, Mario Pineida, quien perdió la vida a los 33 años en un ataque de sicarios, según reveló el El portal El Expreso, de ese país sudamericano
Asimismo, el medio ecuatoriano detalló: “En las próximas horas informaremos de manera oportuna sobre los actos que se realizarán en su memoria. Por ahora, solicitamos a nuestros socios, hinchas y a la opinión pública elevar una oración por el descanso de su alma y por fortaleza para toda su familia en este momento de inmenso dolor".
El defensor pasó por el fútbol brasilero, más precisamente por las filas del Fluminense. Por eso, el elenco carioca también lo despidió con mucho amor: “El club recibió con profundo pesar la noticia del fallecimiento de Mario Pineida, deportista que jugó en el club en 2022”.
El equipo que acaba de perder la final de la Copa Libertadores, en mano de su eterno rival Flamengo. Segpun el redactor Juan Martinich: “Pineida llegó al Fluminense al inicio de la temporada en la que se coronó campeón de Río de Janeiro. El Fluminense expresa su solidaridad con su familia y amigos”.
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Boris y Sofía, los rusos que quisieron evitar la masacre y mueren abrazados
En el caos del ataque terrorista de Bondi Beach, esta pareja ruso-judía de 69 y 61 años mostró un coraje instintivo al enfrentarse a un atacante armado, intentando frenar el espanto.
La tarde de terror en Bondi Beach, Sídney, que se ensañó contra la comunidad judía australiana, reveló el rostro más oscuro del odio, pero también un coraje civil extraordinario.

En medio del tiroteo, Boris y Sofía Gurman (de 69 y 61 años), una pareja ruso-judía residente en North Bondi, se convirtieron en el símbolo de la valentía al intentar detener a los atacantes armados, un gesto que les costaría la vida.
El horror comenzó cuando el terrorista principal, Sajid Akram, estacionó un Hyundai plateado con una bandera casera del Estado Islámico junto a la pasarela de Campbell Parade.
Mientras transeúntes y turistas disfrutaban de un día festivo, los Gurman advirtieron las intenciones del agresor.
Una cámara de vehículo capturó la secuencia: ante la presencia de Akram armado, Boris Gurman tuvo una reacción inmediata y heroica. Sin dudar, se abalanzó sobre el atacante y logró despojarlo de la primera arma, arrojándolo a la calle. Durante preciosos segundos, el hombre de 69 años sostuvo la escopeta, apuntando a Akram y tratando de neutralizar la amenaza. Sofía Gurman se unió a su lado, reforzando el intento de detener el inminente baño de sangre.
El acto de arrojo de la pareja en medio de la celebración de Janucá es recordado por sus familiares como la esencia de quiénes eran. "Esto resume quiénes eran Boris y Sofía: personas que, de forma instintiva y desinteresada, intentaban ayudar a los demás”, expresó la familia Gurman en un comunicado tras conocerse las imágenes.
Trágicamente, el enfrentamiento tuvo un desenlace fatal. Akram logró recuperar otro rifle y atacó a quemarropa a la pareja. La grabación posterior muestra a los Gurman, ejecutados, yaciendo abrazados junto al automóvil de los terroristas, mientras Akram y su hijo, Naveed, continuaban disparando contra la multitud.
El ataque, calificado de "terrorista" y "antisemita" por el primer ministro Anthony Albanese, dejó un saldo de 15 personas muertas y 42 heridas. Si bien los atacantes fueron neutralizados, su coche contenía explosivos improvisados y una segunda bandera del Estado Islámico.
El heroísmo en Bondi Beach no se limitó a la pareja Gurman. Ciudadanos como Ahmed al Ahmed (quien resultó gravemente herido al enfrentar a Akram) y Reuven Morrison (quien lanzó ladrillos antes de perder la vida) se sumaron al intento desesperado de proteger a la comunidad, demostrando que en el corazón del terror, la valentía y el sacrificio brillaron con fuerza inolvidable.

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Masacre en Australia
Australia volvió a quedar en shock este domingo tras un violento tiroteo en la playa Bondi, en la ciudad de Sídney. El ataque ocurrió durante una celebración judía por el inicio de Hanukkah, que reunía a cientos de personas en un espacio público y familiar. El saldo fue devastador: al menos 11 personas murieron y otras 29 resultaron heridas.
De acuerdo a la información oficial, dos hombres armados abrieron fuego de manera indiscriminada contra los asistentes. El hecho se registró cerca de las 18:40, según reconstruyeron los investigadores, y generó escenas de pánico y desesperación.
Uno de los tiradores murió en el lugar tras la intervención de un civil que se abalanzó sobre él y utilizó su propia arma para neutralizarlo. El primer ministro de Nueva Gales del Sur, Chris Minns, destacó públicamente la acción y definió al hombre como un “verdadero héroe” por evitar una tragedia aún mayor.
Testigos relataron que se escucharon decenas de disparos —algunos estiman hasta 50— y que muchas personas quedaron tendidas en el suelo mientras otras buscaban refugio o escapaban hacia el mar y las calles cercanas.
La Policía confirmó que el segundo atacante fue detenido poco después del tiroteo y permanece internado en estado crítico bajo custodia policial. Las autoridades no descartan la participación de un tercer involucrado y continúan analizando registros de cámaras y testimonios.
Durante los operativos posteriores, los agentes encontraron un artefacto explosivo improvisado dentro de un vehículo vinculado al agresor que murió en el lugar, lo que refuerza la hipótesis de un ataque planificado. NA

