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Aumenta la confianza y la tranquilidad financiera de los productores

2 de julio de 2024


El dato surge del nuevo Índice de Confianza del campo que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, conocido como Ag Barometer Austral, según el relevamiento de los meses de mayo y junio pasado.  No obstante, los productores piensan que aún no es un buen momento para invertir en activos fijos y la prioridad pasa por consolidar el capital de trabajo para hacer frente a posibles eventos climáticos desfavorables.
– La última medición del Índice Ag Barometer Austral para los meses de mayo y junio de este año indica que se alcanzó el mayor índice de su historia con un valor de 139, superando la puntuación de 137 que se dio en julio de 2019, previo al proceso electoral que terminó con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia. En tanto el Índice de Expectativas Futuras, con un valor de 171, también es el máximo de la historia. Según el relevamiento, las expectativas para los próximos 12 meses, tanto en la Situación Financiera de los Productores (171) como en las Expectativas para el Sector Agropecuario (145), también son prometedoras. 
Por otro lado, el Índice de Condiciones presentes se mantiene por debajo de 100 debido al impacto negativo de las decisiones de inversión (55), pero la situación financiera de los productores ha experimentado una notable mejoría con relación al año anterior (126 vs. 32), siendo esta una mejora del 293 por ciento.  
“Sin duda, los resultados de la campaña 2023/24, comparados con la dramática situación vivida en la campaña 2022/23, han cambiado totalmente el ánimo de los productores, aunque aún son muy cautelosos a la hora de realizar inversiones en activos fijos y eso se nota en la caída de ventas de maquinarias agrícolas”, indica el informe elaborado por los investigadores del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. 
En este sentido, se espera que la estabilización macroeconómica y la baja de tasas de interés se conviertan en un instrumento importante para la reactivación del sector, según lo expresado en la feria Agroactiva, que contó con la presencia del presidente Javier Milei.  Si bien se mantiene una importante dispersión entre el Índice de Expectativas Futuras vs el Índice de Condiciones Presentes (171 vs 90), la brecha se está achicando debido a la mejora de la situación financiera actual de los productores, según explica Carlos Steiger, director de la encuesta. 

Para los próximos 12 meses, los productores proyectan una muy buena situación financiera basada en las buenas perspectivas de la campaña de trigo 2024/25, aunque en las últimas semanas se produjo una baja del precio internacional transmitido en menor medida a los precios locales tanto disponibles como a cosecha.
 “Las buenas perspectivas de precios y las favorables condiciones climáticas se reflejan en la proyección de la Bolsa de Comercio de Rosario en relación al área sembrada con trigo para la campaña 2024/25, que se proyecta como una de las mayores de la historia”, indica Steiger. 

Las prioridades de los productores
 A pesar de las buenas perspectivas, los productores piensan que aún no es un buen momento para invertir en activos fijos y, a pesar de estar recomponiendo su situación financiera, la prioridad parece ser consolidar el capital de trabajo para hacer frente a posibles eventos climáticos desfavorables. 
Gráfico ¿Considera ud. que es un buen o mal momento para invertir? 
Para Steiger, “sin dudas, va a ser muy importante que los productores vuelvan a invertir en maquinarias, equipos y activos fijos, ya que esta es la base para mantener la productividad”. Desde la perspectiva de la demanda agregada, la intención de lograr que la inversión sea un motor de la recuperación de la actividad económica está experimentando grandes caídas en términos interanuales.  

El informe señala que “si bien parece haber encontrado un piso, se duda que la recuperación sea en forma de V pareciendo más a una L. Se observa en las distintas encuestas que está cambiando la preocupación de la población, ya que ante el éxito del gobierno hasta la fecha en la baja de la inflación, la mayor preocupación pasa a ser ahora la recuperación de la actividad económica y de los niveles de empleo”.  

Para los productores agropecuarios, el clima es la mayor preocupación para los próximos 12 meses por encima de los escenarios políticos, económicos y financieros. Esto implica un cambio importante ya que, comparado con el año anterior, los temas económicos y políticos, si bien generan alguna incertidumbre, no se encuentran a la cabeza de las preocupaciones. Desafíos para los próximos meses 

La baja de la inflación y la determinación del gobierno de mantener a rajatabla el equilibrio fiscal son señales positivas. Desde el punto de vista de la macroeconomía, los desafíos pasan ahora por la recuperación de la actividad económica y los niveles de consumo e inversión, apalancados principalmente por las exportaciones, donde el complejo agroalimentario es clave.  

Según el informe, también se observa una menor preocupación por el acceso al financiamiento y los niveles de las tasas de interés, resultantes del hecho que el sistema financiero no debe continuar financiando al Estado y vuelca su capacidad prestable al sector privado como siempre debió hacerlo.  “El tema impositivo y, en particular las retenciones, tienen un impacto negativo.

Sin embargo, está la promesa del gobierno que luego de consolidado el equilibrio fiscal, van a bajar los impuestos. En estos momentos el sector cree en las promesas del presidente Milei”; sostienen los especialistas de la Universidad Austral.

Finalmente, los anuncios de resultados meteorólogos acerca de la presencia del fenómeno Niña enciende luces de alarma para el segundo semestre, aunque estiman que no será de la magnitud de la campaña 2022/23. 

Otro factor que enciende las alarmas de los productores es la aparición de la chicharrita, que les ha causado pérdidas del orden del 26% de la producción de maíz. Por esa razón, un 35% de los productores van a sembrar menos maíz, volcándose principalmente a soja (46%) y a sorgo (31%).  

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NI MUUU: ‘Qué culpa tenemos’

La provincia de Buenos Aires enfrenta múltiples desafíos en áreas como infraestructura y educación, pero un nuevo proyecto de ley que busca gravar las emisiones de gases de efecto invernadero ha generado controversia.

 Según expresaron al unísono las entidades del sector productivo, la iniciativa carece de sustento y no aborda los verdaderos problemas que afectan a los productores locales. Así lo manifestó de forma contundente el presidente de la Confederación de Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) Ignacio Kovarsky a El Campo Hoy. 

"Habiendo tantos temas para solucionar; desde infraestructura, educación, un montón de temas para la provincia de Buenos Aires y bueno, acá al parecer lo único que importa es agarrar cualquier tema para grabar con impuestos y recaudar más y soluciones cero". 

El ruralista también afirmó que el concepto de emisión de gases utilizado en la iniciativa es obsoleto y que el enfoque actual debe ser sobre el equilibrio y el balance en lugar de solo la emisión.

Kovarsky destacó que el sistema ganadero argentino, basado en pastizales extensivos, no solo es neutro en términos de emisiones, sino que también contribuye positivamente al secuestro de carbono. 

"Justamente el sistema ganadero de Argentina con pastizales extensivos y demás, y con muy pocos casos de animales en feedlot, ahí es donde vemos que es justamente no solo neutro, sino positivo la cantidad de captación, secuestro del carbono a través de la fotosíntesis de nuestros pastizales respecto de lo que se emite".

En cuanto a la situación del rodeo bovino en encierres a corral, el experto aclaró que "no es el porcentaje, sino el tiempo" que los animales pasan en pastizales antes de ser llevados a engorde en feedlot. "La vaca de cría eternamente está sobre pastizales, que es la mitad o más de la ganadería argentina". Este enfoque resalta la importancia de considerar el ciclo completo de producción en lugar de centrarse únicamente en las emisiones.

Buenos Aires bajo el agua

Sobre el plan de ayuda anunciado por el gobierno nacional, indicó que se está formando una mesa de trabajo que busca coordinar esfuerzos locales. "Sé que se bajó maquinaria; la Provincia hace un tiempo que había aportado, y Nación estaba bajando maquinaria tanto en 9 de julio, Casar es Bolívar y Bragado, por ejemplo". Sin embargo, subrayó la necesidad de acelerar los procesos y concretar las ayudas reales.

Finalmente, mencionó que se está trabajando en un presupuesto destinado al nodo Bragado, aunque se reconoce que "hace falta más: se deben licitar y ejecutar obras complementarias para mitigar inundaciones, que son un problema cíclico en la región. Hay que ejecutarlo con mayor velocidad. Entendemos que van a llegar más dragas ahora creo que en enero, pero hace falta acelerar eso".

El rechazo de CRA

Desde CRA rechazaron el intento de imponer una “tasa al metano bovino”. En una gacetilla dada a conocer ayer, expresaron que "una diputada impulse cobrar un impuesto por los gases que emiten las vacas no es una discusión ambiental: es otra muestra de la capacidad de daño de dirigentes que, lejos de comprender cómo se produce en Argentina, vuelven a atacar al sector que sostiene al país. Como señaló CARBAP, cobrar por respirar a las vacas no reduce emisiones, reduce producción.

La entidad expresó que la ganadería argentina alimenta al mundo, genera miles de empleos y moviliza economías regionales. "Inventar una Tasa Ambiental sobre el Metano (TAMBA) es simplemente seguir esquilmando al que produce, cargando más impuestos sobre quienes ya enfrentan una de las presiones fiscales más altas del planeta. Y, para colmo, sin aportar ninguna solución técnica seria o viable".

Finalmente sostuvieron que desde CRA van a seguir defendiendo la producción, el trabajo y la gente que todos los días sostiene al país, "frente a políticas que solo buscan frenar, castigar y asfixiar a quienes producen". radio Cadena3

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Hay productores que emiten menos GEI: ¿Quiénes son y cómo lo logran?

Un informe de la Red de Carbono de Aapresid revela los puntos en común entre los manejos de mayor eficiencia ambiental. Además: los cultivos que más emiten y las estrategias de mitigación.

La nueva edición del Informe de la Red de Carbono de Aapresid deja un mensaje contundente: los productores que integran la red generan sistemáticamente menos emisiones de gases de efecto invernadero que la media nacional construida en base a información de monitoreos en más de dos millones de hectáreas en todo el país.

En un escenario global donde la huella climática comienza a definir accesos a mercados, precios y exigencias de trazabilidad, contar con evidencia local que demuestre la performance de los sistemas agrícolas argentinos resulta estratégico.

El Informe 2025 de la Red sintetiza la cuantificación de emisiones GEI y balance de carbono de los suelos sobre más de 700 mil hectáreas distribuidas en 16 zonas agroecológicas. Se cuantificaron las emisiones directas e indirectas generadas tranqueras adentro asociadas al manejo agrícola: uso de combustibles fósiles, fertilización, descomposición de residuos, aplicación de insumos y consumo de energía.

EL dato: cuando se comparan las emisiones por hectárea y tonelada generadas los productores Aapresid y un índice nacional en base a 2 millones de hectáreas se observa una diferencia sistemática y favorable para los primeros en prácticamente todos los cultivos.

“Esta brecha se asocia a manejos más eficientes, fertilización ajustada al diagnóstico, menor cantidad de labores y decisiones agronómicas que permiten sostener mayores niveles de productividad con igual o menor uso de insumos”, explica el Informe.

Emisiones según cultivo: ranking y fuentes

En términos generales, las emisiones por tonelada de rinde varían según el cultivo: el trigo se lleva el primer puesto como el cultivo que más emite, seguido por la cebada.

En cuanto a las fuentes de emisión, también varían según el cultivo: en maíz, trigo y girasol están explicadas mayormente por el manejo de la fertilización nitrogenada, mientras que en soja y legumbres, por las labores y el uso de fitosanitarios.

A medida que el rinde aumenta la intensidad de emisiones disminuye. Así, los sistemas que logran convertir más biomasa con la misma inversión tecnológica emiten menos.

Sin embargo, el Informe aclara que “el incremento del rendimiento no constituye por sí mismo una estrategia de mitigación, sino que la mejora ambiental se logra con mayor eficiencia productiva: buenos diagnósticos, optimización del uso de insumos, manejo adaptado al ambiente, planificación de rotaciones, eficiencia en el manejo de plagas y estabilidad productiva en el tiempo”.

¿Qué pasa con el carbono del suelo?

El análisis se complementa con la evolución del carbono orgánico del suelo, un indicador clave de salud y resiliencia. Si bien los incrementos de carbono son modestos incluso en rotaciones intensificadas, gran parte de los sistemas evaluados muestran estabilidad en los niveles de carbono, lo que confirma la capacidad de la Siembra Directa y de las rotaciones diversas para sostener la fertilidad y la estructura de los suelos en el largo plazo. Las mayores pérdidas se registran en esquemas dominados por monocultivos o por secuencias exclusivamente gramíneas o leguminosas, mientras que los mejores resultados se observan en planteos que combinan cultivos de verano e invierno, incorporan cultivos de servicio y mantienen una cobertura continua del suelo.

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Ruralistas piden por las obras de la cuenca del Salado antes de 2030

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) lanzó un fuerte reclamo político hacia los gobiernos municipal, provincial y nacional, en medio de una inundación que ya lleva nueve meses y que afecta gravemente al corazón productivo bonaerense.

En un comunicado, CARBAP responsabilizó directamente a las autoridades por la falta de obras y advirtió que la situación evidencia “promesas incumplidas, demoras injustificadas y absoluta falta de voluntad política”.

Según un relevamiento realizado sobre imágenes satelitales del 11 al 13 de noviembre, en la cuenca del río Salado -que abarca unas 17 millones de hectáreas- 2 millones aparecen inundadas o anegadas y 3,8 millones están afectadas de manera tal que quedaron fuera de producción: sin piso, sin caminos transitables y sin posibilidad de ingreso de maquinaria.

La entidad ruralista fijó un objetivo tan claro como urgente: las obras del Plan Maestro del Río Salado deben completarse por completo antes de 2030. Y definió esa meta como “innegociable”.

“No es un slogan ni un deseo. Es una obligación moral, productiva y social”, afirmó CARBAP.

La organización recordó que el plan no exige tecnologías complejas ni obras extraordinarias: “Hablamos de canales, puentes y obras hidráulicas básicas, para las cuales Argentina tiene ingenieros, técnicos y maquinaria. La capacidad existe: lo que falta es decisión política”.

CARBAP también cuestionó el argumento oficial de la falta de recursos. “Frente a quienes repiten ‘no hay plata’, la respuesta es simple: en esta cuenca sí hay plata; la generan los productores y la recaudan los tres niveles del Estado todos los años”.

Por eso, la entidad exigió compromisos públicos y verificables tanto del Gobierno actual como de los futuros gobernantes para garantizar que el plan se ejecute íntegramente.

El comunicado concluye con una advertencia: “Las inundaciones no esperan. La producción no espera. La familia rural, la educación, la salud, la seguridad y el futuro del interior productivo tampoco pueden seguir esperando”.

FUENTE: Noticias Agropecuarias.

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