Campo
El 70% de los ruralistas necesita vender más de la mitad de su producción para afrontar costos de la campaña 2023/24

22 de mayo de 2024
El 70% de los productores necesitará vender más de la mitad de su producción para afrontar los costos de la campaña 2023/24Este dato surge del nuevo Índice de Confianza del campo que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, conocido como Ag Barometer Austral. Según el relevamiento de los meses de marzo y abril pasado, un 30% de los productores manifiesta tendrá que vender el 75% de su producción de soja y maíz para cubrir todas las obligaciones financieras de la campaña, y si a este porcentaje se suma un 39% adicional que piensa que necesitarán vender un 50% de su producción el total es el 70% de los productores. A pesar de ello, con relación a los próximos 12 meses sigue existiendo un sentimiento positivo en las expectativas de su situación financiera, aunque con una pequeña caída con relación a la medición anterior. Los analistas consideran que los recientes movimientos ascendentes de los precios de trigo y soja seguramente mejorarán esta percepción. ![]() La última medición del Índice Ag Barometer Austral para los meses de marzo y abril de este año refleja que se mantiene el optimismo de los productores, con una mejora con relación a la medición enero/febrero pasado de 129 vs 119. Se trata del segundo mejor puntaje alcanzado en la historia de este índice, solamente superado por el mes de julio 2019, es decir cinco años atrás, en el que se alcanzó un pico de 137 puntos. Los analistas remarcan que mejora “es dramática” en términos interanuales. Si se compara con la medición de marzo/abril 2023 (129 vs 69), se trata de un incremento del 87%. ![]() Los investigadores del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral estiman que, en el corto plazo, “resulta imposible pensar en la reducción de las retenciones”, aunque destacan como medida positiva que se redujeron los derechos de importación a insumos claves para la siembra de trigo”. “A los productores agropecuarios, de alguna manera, le resultan positivas los principios generales de la Ley Bases, al igual que el grueso de la población que piensa que el gobierno está en el sendero correcto. La búsqueda prioritaria por bajar la inflación, que se va a traducir en bajas en las tasas de interés, puede constituir un aliciente para la realización de inversiones”, explica Carlos Steiger, director de la encuesta. Steiger considera que el optimismo se basa más en la esperanza de un cambio estructural de la economía argentina que en los datos objetivos de rentabilidad, cuyos márgenes se están achicando.“De todos modos, el desastre climático de Rio Grande do Sul en Brasil ha impactado favorablemente en el precio internacional del trigo y hay un marcado optimismo para la siembra de trigo correspondiente a la campaña 2024/25”, añade. Necesidades de venta Alrededor de un 70% de los productores manifiesta que deberán vender entre un 50 y un 75% de su producción para hacer frente a los compromisos financieros incurridos para la campaña 2023/24. El porcentaje reflejado surge de la suma de dos datos: un 30% de los productores manifiesta tendrá que vender el 75% de su producción de soja y maíz para cubrir todas las obligaciones financieras de la campaña, y, por otro lado, un 39% adicional que piensa que necesitarán vender un 50% de su producción. “Este es un dato importante porque puede servir para estimar los niveles de ventas de los productores”, apunta Steiger y agrega: “Son datos importantes tanto para la industria procesadora como para el gobierno en términos de ingresos de divisas, ya que estas resultan claves para el programa financiero del gobierno cuyo objetivo central es la unificación cambiaria y el levantamiento del cepo”. Los productores de USA y su comparación con Argentina Dado que el Ag Barometer Austral se construyó con el asesoramiento de Purdue University (Indiana, EE.UU.), la última edición compara los resultados de nuestro país con los norteamericanos. En Estados Unidos, el Índice de abril 2024 (99) es el más bajo que se da en USA, siendo estos niveles similares en Argentina a los de abril 2020 (96), durante el inicio de la Pandemia de COVID. ![]() La situación financiera presente de los productores de USA contrasta con la de los productores argentinos, quienes manifiestan que su situación financiera actual es mucho mejor que la de la fecha para el año anterior. Donde hay un sentimiento parecido es en lo referido a la oportunidad de realizar inversiones en activos fijos, ya que en USA el Índice es de 31 (muy por debajo de 100) y en Argentina, es levemente superior (49) pero igualmente negativo. En Argentina se puede observar que un 76% de los productores manifiesta que aún no es un buen momento para invertir y que los mejores resultados de la campaña 2023/24 se van a dedicar a reconstruir capital de trabajo, recuperando así las pérdidas de la campaña anterior. “El gran desafío para la economía de nuestro país es la recuperación de la demanda agregada ya que, como resultado de la política antiinflacionaria, el nivel de actividad económica está cayendo bruscamente y aún no está claro cuándo llegará a un piso y comenzar un rebrote”, explica Steiger. ¿Cómo se financia gran parte de la siembra de trigo? El Ag Barometer Austral señala que el financiamiento de la siembra de trigo 2024/25 se realiza en su mayoría con fondos propios de los productores, canje a cosecha y financiamiento de los proveedores de insumos.Un 50% de los productores ha financiado la siembra de trigo con fondos propios, un 29% lo ha hecho con canje a cosecha y un 12% lo han financiado proveedores de insumos. La participación del crédito bancario en la financiación de la siembra de trigo es muy baja. ![]() ¿Qué expectativas tienen los productores? Un 51% de los productores tiene expectativas de suba en los precios del producto, que se fundamenta en la mejora de los precios internacionales (63%). Sin embargo, muchos descartan una suba en pesos por efectos de una devaluación en el tipo de cambio.“Los acontecimientos climáticos de Brasil han provocado una suba en los precios del trigo. Respecto al tema del mercado climático, es de relevancia seguir atentamente la situación de USA a futuro”, concluye el informe. ![]() |
El Centro de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral es una entidad especializada y de alto nivel académico cuya misión es impulsar, desde Rosario, el fortalecimiento de las cadenas de valor agroalimentarias e instituciones relacionadas, como un motor de desarrollo humano, económico y social de largo plazo para la Argentina, a través de la formación y de la investigación aplicada. Para alcanzar este fin, el CEAg desarrolla cuatro ejes de acción: – Una Maestría en Agronegocios. – Programas de formación ejecutiva, seminarios y cursos relativos a las temáticas de agronegocios de mayor relevancia. – Un Área de Estudios en Agronegocios y Alimentos que impulsa proyectos de investigación aplicada y genera un espacio de reflexión y análisis sobre los principales desafíos a los que se enfrentan los agronegocios. – Actividades de extensión, para el desarrollo directivo de las PyME de los sectores agroindustriales. Sobre la Universidad Austral: Con sede en la Ciudad de Buenos Aires, Pilar y Rosario, es una institución de educación superior creada por la Asociación Civil de Estudios Superiores -ACES-, entidad civil sin fines de lucro, con personería jurídica e inscripta en el Registro Nacional de Entidades de Bien Público. La Universidad Austral promueve la investigación, imparte enseñanza de grado y postgrado, realiza programas de extensión, y brinda atención sanitaria desde su Hospital Universitario. Está constituida por las Facultades de Ciencias Biomédicas; Ciencias Empresariales; Comunicación; Derecho; Ingeniería; Hospital Universitario Austral; Parque Austral; IAE Business School; Escuela de Educación; Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales; Instituto de Ciencias para la Familia; Instituto de Filosofía. |
Universidad Austral
Campo
La exportación de harina de soja es récord en cinco años

Mientras la performance exportadora lleva a los embarques de harinas y aceites a máximos en un lustro, la dinámica internacional por los precios de la soja no es favorable y ajusta fuertemente en el mercado local. Así lo señala un informe elaborado por Matías Contardi y Emilce Terré, del departamento de estudios económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
El informe aclara que las exportaciones del complejo soja tienden a resentirse estacionalmente ya avanzada la campaña y que, durante noviembre, se suelen embarcar en promedio un 16% menos de toneladas entre aceites, harinas y porotos que en octubre.
Durante el onceavo mes de este año se exportaron 2,4 millones de toneladas de harina, 612.000 toneladas de aceite y 94.000 toneladas de poroto de soja, un 14% menos que en octubre. Este volumen, sin embargo, fue el doble de noviembre del 2023.
Al agregar las toneladas ya embarcadas durante diciembre y las que deberían de embarcarse en lo que queda del mes siguiendo el line-up programado, las exportaciones acumuladas para el complejo soja serían las más elevadas en cinco campañas y un 80% más que a esta misma altura el año pasado.
Este incremento en cantidades contrasta con la caída de los precios. En Chicago, los contratos futuros por soja anotaron una semana catastrófica. Entre los fundamentos de oferta y la dinámica política norteamericana, el contrato más cercano se derrumbó un 4,3% y llegó a mínimos desde agosto del 2020.
“En Sudamérica el clima acompañó y las perspectivas de oferta récord para los principales productores de la región se materializa cada vez más. En Brasil, la consultora AgRural espera una producción de 171,5 millones de toneladas, récord absoluto y por encima de las expectativas del Usda, que hoy marca el piso de proyecciones entre los principales organismos con un esperado de 169 millones de toneladas”, señalan los economistas de la Bolsa.
En la misma sintonía, las lluvias mejoraron las condiciones de los cultivos sobre la región oriental de Paraguay en las últimas semanas. En Uruguay, los mapas mostraban cierta escasez de agua en departamentos clave como Soriano o Río Negro y en las últimas semanas se registraron mejoras, con lluvias acumuladas que se mantienen en línea con el promedio y el año pasado. Mientras que, en Bolivia, se proyecta una continuidad en el crecimiento del área sembrada y un nivel productivo que podría alcanzar por primera vez las 4,1 millones de toneladas
Este escenario, apuntaron los especialistas, se combina con malas noticias para el aceite de soja. El martes pasado la Cámara de Representantes de USA presentó como modelo de financiación gubernamental un proyecto de ley que no contempla extensiones al crédito fiscal para los elaboradores de biodiesel en la nación norteamericana. Ello y las especulaciones en torno a la nueva administración Trump y su relación con la industria de biocombustibles vino a funcionar como catalizador para el derrumbe en las cotizaciones del aceite que ya retrocede un 10% con respecto a noviembre.
Esta coyuntura tuvo su impacto sobre los precios de exportación argentinos. Por el aceite de soja, el FOB desde el Up-River se negocia ya en menos de u$s 1.000 por tonelada, 11% menos que el mes pasado y llegando hacia mínimos de octubre de este año. Mientras que, por la harina las cotizaciones FOB nunca han cortado la indeclinable tendencia a la baja, llegando a negociarse en u$s 322 por tonelada, mínimos del 2020.
Teniendo en cuenta que el 80% de la producción de soja tiene, de alguna forma, como destino el mercado externo (ver Informativo Nº 2176), la caída estacional de la demanda por parte del sector exportador conjugada con precios en baja, llevó a que las cotizaciones locales se resientan fuertemente durante las últimas semanas.
La pizarra Rosario bajó hasta los $ 280.000 toneladas y las ofertas que se barajaban sobre el mercado local por soja llegaron a rondar los $ 270.000 toneladas para entregas disponibles. En un mes el precio de la pizarra ajustó $ 20.000 toneladas y, descontando el efecto de la inflación, el poder de compra de una tonelada de soja es el más bajo desde enero del 2018.
Independientemente de la dinámica de las cotizaciones, las toneladas comprometidas que aún resta fijar llegan a proporciones inauditas del nivel de producción para esta altura. Dentro de una campaña comercial marcada por el ruido cambiario y las expectativas frente a modificaciones regulatorias, las decisiones de venta y fijación de precio se han visto fuertemente condicionadas.
Actualmente, según los datos de Secretaría de Agricultura, al 11 de diciembre restaban por fijar 4,96 millones de toneladas de soja y 4 millones de toneladas de maíz. En el cuadro general, eso implica que, a valores FAS aún quedan por fijar u$s 2.136 millones en granos.
Con relación a la oferta disponible, el volumen comprometido aún sin precio fijo representa el 16% de la producción de granos gruesos, 9 puntos por encima del promedio para esta altura del partido.
No conforme con ello, debido a las condiciones comerciales pactadas, gran parte de estas toneladas (principalmente en maíz) que se encuentran sin precio, deben fijarse hasta fin de año, debido a que la ventana de fijación culmina en diciembre.
Fuente AGROCLAVE
Campo
Mercado agropecuario complicado

Un importante grupo empresario del sector agropecuario no podrá hacer frente a deudas y pagarés bursátiles: se trata de Los Grobo y Agrofina, ambas comandadas por la familia Grobocopatel, según informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Los Grobo Agropecuaria S.A le anunció a la CNV que no pudo hacerse cargo de un pagaré bursátil de 100.000 dólares debido a “la creciente iliquidez en el mercado de pagarés bursátiles para emisores del agro sumado a la imposibilidad de cobro de ciertos créditos en favor de la sociedad y las dificultades financieras de una compañía relacionada”.
También indicó que incumplirá el pago del resto de los pagarés con vencimiento hasta el 31 de marzo de 2025, los cuales sumarían al menos unos 10 millones de dólares
Segun informa el portal Bichos de Campo en julio pasado, la agencia de calificaciones FIX SCR (ex Fitch Argentina) procedió a bajar la calificación de Los Grobo Agropecuaria y fijar un Rating Watch Negativo en función de que “la compañía presentará mayores desafíos para mejorar sus resultados y flujos en función de menores precios de commodities, apreciación cambiaria y tasas de interés normalizadas”.
De todas maneras, el último informe de FIX, publicado el pasado 20 de diciembre, señala que “FIX estima que la compañía podrá hacer frente a los vencimientos de deuda restantes durante el próximo trimestre por 23 millones de dólares, aunque la liquidez se encontrará presionada y no exhibiendo tampoco una holgada flexibilidad financiera”. Gran fallo de análisis.
La sociedad relacionada a la que hace referencia la carta de Los Grobo es la fabricante de fitosanitarios Agrofina, que tampoco pudo pagar un pagaré por 400 millones de pesos. En el caso de esta firma, las razones expuestas por el grupo tiene que ver con la caída de la demanda de agroquímicos que “comprometió el flujo tanto de fabricantes como de distribuidores”.
Los pagarés bursátiles emitidos por Agrofina también serán defaulteados, así como el próximo pago de intereses y la primera cuota de amortización de capital de las Obligaciones Negociables Clase XII que debería ser abonado el próximo 30 de diciembre.
Se trata de una suma de 9.380.000 dólares correspondiente al capital y otra de 4.620.000 por los intereses. La ON había sido lanzada en junio de 2023 para recaudar 14 millones de dólares, la tercera parte de la cual tendría que se regresada este 30 de diciembre (lo que no sucederá), mientras que otro tercio tendría que ser devuelto el 25 de marzo de 2025 y el tercio restante el 30 de junio de ese mismo año.
El directorio de Agrofina señaló que “está abocado a solucionar esta situación tomando todas las medidas necesarias para ello” y que la empresa “está en un proceso de evaluación general del resto de los instrumentos emitidos en busca de una solución integral que permita asegurar el normal funcionamiento de la sociedad”.
El último balance presentado por Agrofina ante la CNV mostraba señales de alerta con una pérdida por 5591 millones de pesos en el trimestre finalizado el pasado 30 de septiembre y la indicación de que la empresa estaba buscando “potenciales nuevos inversores interesados en el sector agropecuario” para capitalizar la sociedad.
Esta noticia llega luego de conocerse la situación de la empresa familiar Surcos, que tampoco pudo afrontar pagos y terminó con un proceso preventivo de crisis. El denominador común parece ser el mismo: un mercado agropecuario por demás de complicado.
Campo
El 60% de los ruralistas sostiene que Milei cumplió con sus expectativas

A pesar de una menor rentabilidad en el sector, el índice de confianza del campo Ag Barometer Austral alcanza su máximo en 6 años de análisis tanto en las condiciones presentes como en las expectativas futuras. La encuesta del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral en el índice de Condiciones Presentes llegó a un valor de 149, un aumento del 13% sobre septiembre 2024 (132) y un incremento interanual del 27% con relación a noviembre 2023 (117).
Esto se traduce también en la buena imagen que generó Milei entre los productores agropecuarios: Un 60% de los productores piensan que, a un año de su asunción, ha cumplido con las expectativas depositadas en su gestión y que ningún otro gobierno ha tenido en tan corto plazo: baja de la inflación y de las tasas de interés. En contraste, el 36% que opina que no las cubrió reclama, especialmente, que no bajaron los derechos de exportación, un tema central para el sector agropecuario.

El último índice de confianza del campo que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, conocido como Ag Barometer Austral, marca un cambio importante en el sentir de los productores agropecuarios del país: El 60% piensa que el presidente Javier Milei cumplió con las expectativas del sector.

La mayoría de los productores basan su opinión en los logros macroeconómicos, tales como la baja de la tasa de inflación, las bajas en las tasas de interés (aunque sigan siendo positivas en términos reales) y, fundamentalmente, por la rapidez con la que encaró las reformas estructurales.
Por el contrario, el mientras un 36% opina que no las cubrió. Los productores que sostienen que no cumplió con las expectativas apuntan, especialmente, a que no bajaron los derechos de exportación (un tema central para el sector agropecuario) y al hecho de que el tipo de cambio está perdiendo competitividad. También a las reformas estructurales o bajas de impuestos que aún no se han implementado para poder sostener un tipo de cambio relativamente bajo.
Con este dato como horizonte, la última medición de 2024 alcanza el valor máximo de toda su historia: Desde octubre de 2018 a la fecha, alcanza un valor de 149 puntos, es decir, un aumento del 13% sobre septiembre pasado (132) y un incremento interanual del 27% con relación a noviembre de 2023 (117).
El informe elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral explica que el aumento con relación a septiembre 2024 se produce tanto en el Índice de Condiciones Presentes, alcanzando un 14% (120 vs 105) y en el Índice de Expectativas Futuras 13% (169 vs 150). Así, se estrecha la brecha entre ambos índices, situación que se ha repetido en las últimas cuatro mediciones.

El Índice de Expectativas Futuras ha retomado su tendencia alcista luego de una baja en la medición anterior. Ello se debe, fundamentalmente, a una mejor expectativa de rendimientos luego de las precipitaciones registradas, ya que las perspectivas de precio en soja no mejoran, aunque cabe esperar un mejor comportamiento en los precios del maíz a futuro.
Y tanto ha mejorado la confianza en la situación financiera de los productores que un 72% piensa que sus finanzas estarán mejor en los próximos 12 meses, contra un 59% registrado en la medición de septiembre.
Con respecto a las inversiones, el último Ag Barometer Austral indica que un 56% de los productores piensa en invertir en activos fijos en los próximos 12 meses (el valor de este índice es de 111, y solo fue superado por el de marzo 2022 (119) en momentos de altos precios internacionales). En septiembre pasado, sólo un 47% de los productores pensaba invertir en activos fijos, con lo cual se da un importante cambio en la tendencia de este indicador.

“Se da una situación, en cierta forma, paradójica ya que el Índice de Confianza alcanza los valores máximos de su historia en momentos en que se alzan las voces por la baja rentabilidad del sector agropecuario debido a la persistencia de los derechos de exportación”, analiza Carlos Steiger, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y director de la encuesta.
“Los índices de Condiciones Presentes y de Expectativas Futuras también tienen los valores máximos de su historia en momentos en que las condiciones de rentabilidad de las actividades agrícolas prometen estar en niveles muy bajos o aún negativos cuando la producción se realiza en campos arrendados”, añade el especialista.
Según el Ag Barometer Austral, un 35% de los productores piensa que la rentabilidad esperada de la campaña 2024/25 será menor que la de la campaña 2023/24.
La baja en los precios internacionales, en particular de la soja, es la variable que mejor explica la caída en la rentabilidad, a pesar de que muchos productores esperan obtener mejores rendimientos que en la campaña pasada.
Sin embargo, Steiger advierte que “se escuchan voces de preocupación por parte de productores agropecuarios y de las entidades representativas manifestando que la caída de los precios internacionales para la campaña 2024/25, sumada a la actualización del tipo de cambio por debajo de la tasa de inflación (crawling peg del 2%) durante el año 2024 ha provocado un encarecimiento de los de los costos de producción en dólares que se suman al efecto negativo de la baja de precios”.
Por otra parte, la continuidad de los derechos de exportación -en particular los de la soja- hacen que los productores argentinos reciban un 32% menos de precio que sus competidores de USA y Brasil. Al mismo tiempo, en los meses recientes Brasil ha devaluado su moneda por encima de la inflación local otorgando más competitividad a los productores de soja.
“Otra paradoja es que los ingresos en dólares por exportaciones agroindustriales para el año 2025 serán superiores en 2.400 millones dólares a las del año 2024, en un contexto de quiebra de muchos productores que son los que proporciona dichas divisas”, considera Steiger.
También están mejorando las expectativas de inversión en activos fijos tanto en agricultura como ganadería, lo cual habla de buenas expectativas a mediano y largo plazo ya que dichos activos deben ser amortizados y generar flujos de caja en un horizonte de 5 años aproximadamente. Este este sentido, un 56% de los productores piensa que es buen momento para invertir en ganadería y, en particular, en vientres para incrementar el stock.
“Después de mucho tiempo, parece reavivarse el interés por invertir en ganadería, a pesar de que el 2024 ha continuado una elevada proporción de la faena de vientres como porcentaje de la faena total, indicando que se está lejos de un proceso de retención. Por otra parte, los precios ganaderos han aumentado por debajo de la inflación con impacto negativo en la rentabilidad, ya que, a pesar de la menor oferta para faena, la debilidad del consumo local como resultado de la caída en los ingresos reales de la población no se han traducido en mejores precios”, indica el informe.
“Desde nuestro Centro, consideramos que la explicación a esta aparente contradicción tanto en el sector agrícola como en el ganadero, entre baja rentabilidad y altos índices de confianza proviene de los contextos macroeconómicos y políticos donde se piensa que la Argentina está ante un cambio de paradigmas en lo económico y cultural. La obsesión del gobierno por el equilibrio fiscal, el achicamiento del Estado y parte de sus ineficiencias, la baja del riesgo país, la posible vuelta al financiamiento internacional por parte de empresas argentinas, la baja de las tasas de interés, y el comienzo de una tibia recuperación de la actividad económica son variables que influyen positivamente en la confianza de los productores a pesar de la baja/negativa rentabilidad y a la persistencia de los derechos de exportación”, explica Steiger.
Con respecto al plano internacional, el 57% de los productores piensan que las políticas del presidente Donald Trump serán favorables para el agro argentino, mientras un 43 % piensa lo contrario.

Dada la importancia de los Estados Unidos en la economía global es importante evaluar el probable impacto de las medidas económicas que promete implementar el presidente Trump, en consistencia con su anterior presidencia: la guerra comercial entre USA y China en el año 2018 provocó un desplazamiento de las compras de soja del gigante asiático al Mercosur, lo que generó una caída en los precios de Chicago y una mejora en los precios de la soja de Brasil y Argentina. “Al mantenerse el conflicto comercial entre ambos países, es probable que se repita tal situación con una mejora de los precios para el Mercosur”, pronostica Steiger.
Por el lado del 43 % de los productores que piensa en forma negativa, la causa es que la política proteccionista de Trump generará un aumento de la inflación en USA y, para combatirla, subirán las tasas de interés fortaleciendo al dólar. “Es muy probable que un dólar fuerte afecte en forma negativa al precio de las commodities que exporta nuestro país”, agrega.
“La política proteccionista de Trump también puede afectar negativamente exportaciones agroalimentarias de Argentina hacia USA, como sucedió con los biocombustibles y limones, entre otros”, concluye.
Prensa Universidad Austral