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Políticas fallidas impactan en la confianza de los productores

18 de agosto de 2023
A días de un nuevo Congreso Internacional de Coninagro, la entidad publica un adelanto de dos de los capítulos del libro que presentará, a diez años del documento “El Campo y la Política”, a candidatos a Presidente de la Nación, candidatos a Gobernador, entre otras personalidades, analistas y especialistas de temas vinculados al agro. En uno de los apartados del libro, un estudio publicado revela que el bajo nivel de confianza es un rasgo característico entre los productores agropecuarios de la Argentina como consecuencia de las fallas en el diseño de políticas públicas, según un indicador elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, denominado Ag Barometer, que cuenta con el apoyo metodológico de la Universidad Purdue de los Estados Unidos.
Consultado sobre los preparativos para el Congreso que se avecina, el presidente de Coninagro, Elbio Laucirica, indicó: “Tenemos expectativa de llevar adelante una reunión de relieve político. Los presidentes de nuestras Federaciones, gerentes de cooperativas, consejeros y productores vendrán desde todo el país, así como un nutrido grupo de nuestra Mesa de Jóvenes”.
Acerca de los invitados y expositores, Laucirica repasó: “Hemos invitado a los principales exponentes de los distintos partidos políticos tras el resultado de las PASO. Está confirmada la presencia de la candidata Patricia Bullrich y también de Juan Schiaretti, mientras que estamos esperando alguna respuesta y definición del candidato Javier Milei o de algún referente de su espacio. Por su parte, el ministro y candidato Sergio Massa había confirmado su participación al debate pero debió cancelarnos por cuestiones de agenda acerca de su viaje a Washington por el compromiso con el Fondo. Pero esto no queda ahí, también hemos hecho partícipes y seguramente tendrán su espacio, los candidatos a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, como Axel Kicillof y Néstor Grindetti, entre otras personalidades, analistas como Marcelo Elizondo, consultor internacional, Fernando Vilella, investigador UBA, Alejandro Katz, ensayista y escritor, entre otros”.

El indicador Ag Barometer, que se elabora desde 2018 en base a un cuestionario de 5 preguntas, indaga sobre las Condiciones Presentes y las Expectativas futuras, resultando 100 un valor de indiferencia, por encima de dicho valor marca un sentimiento optimista y por debajo un sentimiento pesimista. Desde su primera medición en octubre 2018, solo en una oportunidad, el indicador de confianza estuvo por encima del valor de referencia. La serie muestra que en julio de 2019 llegó a un máximo de 137, de acuerdo a los datos aportados por el Doctor Carlos Steiger, Profesor Titular y Director del Departamento de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y Director Académico, MBA en Agronegocios y Alimentos por la misma casa de estudios.
A partir del índice alcanzado aquel año, “la confianza de los productores locales se ha visto afectada por el resultado de las PASO en agosto de 2019, por la amenaza de estatización de Vicentín, por la intervención en el mercado de las carnes con prohibiciones y cupos a las exportaciones y aumento de las retenciones en julio de 2021”, detalló el catedrático.
“También impactaron a partir de mayo de 2023 las condiciones macroeconómicas desfavorables: atraso cambiario, persistencia de las retenciones, el cambio en las reglas de juego a partir de las distintas versiones de Dólar Soja y la dramática sequía durante la primera mitad de 2023”, aseguró el especialista en Agronegocios.
Al indagar sobre las expectativas futuras, una pregunta que se realiza cada 12 meses, se observa que “persiste entre los productores la preocupación por el desastre climático de la campaña 22/23 luego vienen las incertidumbres políticas y macroeconómicas que marcan la falta de un contexto predecible”, concluyó Steiger.
Digitalización en el campo: ¿una herramienta para conectar a productores y consumidores?
Las nuevas tecnologías digitales y las herramientas inteligentes se están volviendo cruciales para los sistemas agroalimentarios a partir del desafío de dar respuesta a una demanda creciente de alimentos por parte de la población y la preocupación por el cambio climático que está acelerando las demandas de sostenibilidad sobre la industria.
La conjunción de ambas ha dado paso al término “AgTech”, que refiere al uso de nuevas tecnologías en la industria global de alimentos, asegura en otro apartado del libro la Doctora en Economía de la Universidad de San Andrés, Ana Inés Navarro, quien también se desempeña como Directora del departamento de Economía de la Universidad Austral, sede Rosario y Directora de la Maestría en Economía Aplicada de la Universidad Austral, en otro de los capítulos de “El Campo y la Política”.
Navarro asegura que “siendo Argentina uno de los grandes exportadores netos de alimentos del mundo, es necesario transformar toda su cadena agroalimentaria en una sostenible, con el objetivo de aumentar su eficiencia y reducir sus costos, mejorando la competitividad, la rentabilidad y la creación de empleo en la región”.
El ecosistema AgTech en Argentina se encuentra en sus etapas iniciales, no obstante lo cual tiene un perfil caracterizado por una base amplia de innovación general, y un creciente foco en áreas de agricultura extensiva y ganadería, describe Navarro.
En este contexto, la economista asegura que las cooperativas agrícolas son “esenciales” a la hora de lograr un futuro sostenible, es por ello que los objetivos que Coninagro promueve se alinean de manera natural con los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en la Agenda 2030. No obstante, las Startups AgTech Sostenibles en Argentina y América Latina enfrentan “limitantes que les impiden de momento convertirse en compañías pujantes del sector”, asegura Navarro.
“La falta de certificaciones que los acrediten como tales hace que fondearse se torne prácticamente imposible y la fragmentación del mercado y la poca conectividad digital constituye otro de los desafíos más importantes que enfrentan los emprendedores para escalar sus proyectos”, describió la experta. La Doctora en Economía propone, además, capacitar a los productores en prácticas de sostenibilidad a través de organizaciones de productores e instituciones agrícolas gubernamentales.
De manera complementaria, Navarro sugiere proporcionar beneficios fiscales a los productores que adopten prácticas sostenibles, facilitar el flujo de inversiones verdes hacia el sector AgTech Sustentable, mejorar la conectividad de los pequeños productores rurales y reducir los obstáculos burocráticos para que las Startups accedan a los mercados nacionales e internacionales.

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El libro “El Campo y la Política. Desafíos para el Cooperativismo Agroindustrial”, será presentado durante la Sexta Edición del Congreso Internacional de Coninagro que tendrá lugar el 23 de agosto en la sede de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
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La exportación de harina de soja es récord en cinco años

Mientras la performance exportadora lleva a los embarques de harinas y aceites a máximos en un lustro, la dinámica internacional por los precios de la soja no es favorable y ajusta fuertemente en el mercado local. Así lo señala un informe elaborado por Matías Contardi y Emilce Terré, del departamento de estudios económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
El informe aclara que las exportaciones del complejo soja tienden a resentirse estacionalmente ya avanzada la campaña y que, durante noviembre, se suelen embarcar en promedio un 16% menos de toneladas entre aceites, harinas y porotos que en octubre.
Durante el onceavo mes de este año se exportaron 2,4 millones de toneladas de harina, 612.000 toneladas de aceite y 94.000 toneladas de poroto de soja, un 14% menos que en octubre. Este volumen, sin embargo, fue el doble de noviembre del 2023.
Al agregar las toneladas ya embarcadas durante diciembre y las que deberían de embarcarse en lo que queda del mes siguiendo el line-up programado, las exportaciones acumuladas para el complejo soja serían las más elevadas en cinco campañas y un 80% más que a esta misma altura el año pasado.
Este incremento en cantidades contrasta con la caída de los precios. En Chicago, los contratos futuros por soja anotaron una semana catastrófica. Entre los fundamentos de oferta y la dinámica política norteamericana, el contrato más cercano se derrumbó un 4,3% y llegó a mínimos desde agosto del 2020.
“En Sudamérica el clima acompañó y las perspectivas de oferta récord para los principales productores de la región se materializa cada vez más. En Brasil, la consultora AgRural espera una producción de 171,5 millones de toneladas, récord absoluto y por encima de las expectativas del Usda, que hoy marca el piso de proyecciones entre los principales organismos con un esperado de 169 millones de toneladas”, señalan los economistas de la Bolsa.
En la misma sintonía, las lluvias mejoraron las condiciones de los cultivos sobre la región oriental de Paraguay en las últimas semanas. En Uruguay, los mapas mostraban cierta escasez de agua en departamentos clave como Soriano o Río Negro y en las últimas semanas se registraron mejoras, con lluvias acumuladas que se mantienen en línea con el promedio y el año pasado. Mientras que, en Bolivia, se proyecta una continuidad en el crecimiento del área sembrada y un nivel productivo que podría alcanzar por primera vez las 4,1 millones de toneladas
Este escenario, apuntaron los especialistas, se combina con malas noticias para el aceite de soja. El martes pasado la Cámara de Representantes de USA presentó como modelo de financiación gubernamental un proyecto de ley que no contempla extensiones al crédito fiscal para los elaboradores de biodiesel en la nación norteamericana. Ello y las especulaciones en torno a la nueva administración Trump y su relación con la industria de biocombustibles vino a funcionar como catalizador para el derrumbe en las cotizaciones del aceite que ya retrocede un 10% con respecto a noviembre.
Esta coyuntura tuvo su impacto sobre los precios de exportación argentinos. Por el aceite de soja, el FOB desde el Up-River se negocia ya en menos de u$s 1.000 por tonelada, 11% menos que el mes pasado y llegando hacia mínimos de octubre de este año. Mientras que, por la harina las cotizaciones FOB nunca han cortado la indeclinable tendencia a la baja, llegando a negociarse en u$s 322 por tonelada, mínimos del 2020.
Teniendo en cuenta que el 80% de la producción de soja tiene, de alguna forma, como destino el mercado externo (ver Informativo Nº 2176), la caída estacional de la demanda por parte del sector exportador conjugada con precios en baja, llevó a que las cotizaciones locales se resientan fuertemente durante las últimas semanas.
La pizarra Rosario bajó hasta los $ 280.000 toneladas y las ofertas que se barajaban sobre el mercado local por soja llegaron a rondar los $ 270.000 toneladas para entregas disponibles. En un mes el precio de la pizarra ajustó $ 20.000 toneladas y, descontando el efecto de la inflación, el poder de compra de una tonelada de soja es el más bajo desde enero del 2018.
Independientemente de la dinámica de las cotizaciones, las toneladas comprometidas que aún resta fijar llegan a proporciones inauditas del nivel de producción para esta altura. Dentro de una campaña comercial marcada por el ruido cambiario y las expectativas frente a modificaciones regulatorias, las decisiones de venta y fijación de precio se han visto fuertemente condicionadas.
Actualmente, según los datos de Secretaría de Agricultura, al 11 de diciembre restaban por fijar 4,96 millones de toneladas de soja y 4 millones de toneladas de maíz. En el cuadro general, eso implica que, a valores FAS aún quedan por fijar u$s 2.136 millones en granos.
Con relación a la oferta disponible, el volumen comprometido aún sin precio fijo representa el 16% de la producción de granos gruesos, 9 puntos por encima del promedio para esta altura del partido.
No conforme con ello, debido a las condiciones comerciales pactadas, gran parte de estas toneladas (principalmente en maíz) que se encuentran sin precio, deben fijarse hasta fin de año, debido a que la ventana de fijación culmina en diciembre.
Fuente AGROCLAVE
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Mercado agropecuario complicado

Un importante grupo empresario del sector agropecuario no podrá hacer frente a deudas y pagarés bursátiles: se trata de Los Grobo y Agrofina, ambas comandadas por la familia Grobocopatel, según informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Los Grobo Agropecuaria S.A le anunció a la CNV que no pudo hacerse cargo de un pagaré bursátil de 100.000 dólares debido a “la creciente iliquidez en el mercado de pagarés bursátiles para emisores del agro sumado a la imposibilidad de cobro de ciertos créditos en favor de la sociedad y las dificultades financieras de una compañía relacionada”.
También indicó que incumplirá el pago del resto de los pagarés con vencimiento hasta el 31 de marzo de 2025, los cuales sumarían al menos unos 10 millones de dólares
Segun informa el portal Bichos de Campo en julio pasado, la agencia de calificaciones FIX SCR (ex Fitch Argentina) procedió a bajar la calificación de Los Grobo Agropecuaria y fijar un Rating Watch Negativo en función de que “la compañía presentará mayores desafíos para mejorar sus resultados y flujos en función de menores precios de commodities, apreciación cambiaria y tasas de interés normalizadas”.
De todas maneras, el último informe de FIX, publicado el pasado 20 de diciembre, señala que “FIX estima que la compañía podrá hacer frente a los vencimientos de deuda restantes durante el próximo trimestre por 23 millones de dólares, aunque la liquidez se encontrará presionada y no exhibiendo tampoco una holgada flexibilidad financiera”. Gran fallo de análisis.
La sociedad relacionada a la que hace referencia la carta de Los Grobo es la fabricante de fitosanitarios Agrofina, que tampoco pudo pagar un pagaré por 400 millones de pesos. En el caso de esta firma, las razones expuestas por el grupo tiene que ver con la caída de la demanda de agroquímicos que “comprometió el flujo tanto de fabricantes como de distribuidores”.
Los pagarés bursátiles emitidos por Agrofina también serán defaulteados, así como el próximo pago de intereses y la primera cuota de amortización de capital de las Obligaciones Negociables Clase XII que debería ser abonado el próximo 30 de diciembre.
Se trata de una suma de 9.380.000 dólares correspondiente al capital y otra de 4.620.000 por los intereses. La ON había sido lanzada en junio de 2023 para recaudar 14 millones de dólares, la tercera parte de la cual tendría que se regresada este 30 de diciembre (lo que no sucederá), mientras que otro tercio tendría que ser devuelto el 25 de marzo de 2025 y el tercio restante el 30 de junio de ese mismo año.
El directorio de Agrofina señaló que “está abocado a solucionar esta situación tomando todas las medidas necesarias para ello” y que la empresa “está en un proceso de evaluación general del resto de los instrumentos emitidos en busca de una solución integral que permita asegurar el normal funcionamiento de la sociedad”.
El último balance presentado por Agrofina ante la CNV mostraba señales de alerta con una pérdida por 5591 millones de pesos en el trimestre finalizado el pasado 30 de septiembre y la indicación de que la empresa estaba buscando “potenciales nuevos inversores interesados en el sector agropecuario” para capitalizar la sociedad.
Esta noticia llega luego de conocerse la situación de la empresa familiar Surcos, que tampoco pudo afrontar pagos y terminó con un proceso preventivo de crisis. El denominador común parece ser el mismo: un mercado agropecuario por demás de complicado.
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El 60% de los ruralistas sostiene que Milei cumplió con sus expectativas

A pesar de una menor rentabilidad en el sector, el índice de confianza del campo Ag Barometer Austral alcanza su máximo en 6 años de análisis tanto en las condiciones presentes como en las expectativas futuras. La encuesta del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral en el índice de Condiciones Presentes llegó a un valor de 149, un aumento del 13% sobre septiembre 2024 (132) y un incremento interanual del 27% con relación a noviembre 2023 (117).
Esto se traduce también en la buena imagen que generó Milei entre los productores agropecuarios: Un 60% de los productores piensan que, a un año de su asunción, ha cumplido con las expectativas depositadas en su gestión y que ningún otro gobierno ha tenido en tan corto plazo: baja de la inflación y de las tasas de interés. En contraste, el 36% que opina que no las cubrió reclama, especialmente, que no bajaron los derechos de exportación, un tema central para el sector agropecuario.

El último índice de confianza del campo que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, conocido como Ag Barometer Austral, marca un cambio importante en el sentir de los productores agropecuarios del país: El 60% piensa que el presidente Javier Milei cumplió con las expectativas del sector.

La mayoría de los productores basan su opinión en los logros macroeconómicos, tales como la baja de la tasa de inflación, las bajas en las tasas de interés (aunque sigan siendo positivas en términos reales) y, fundamentalmente, por la rapidez con la que encaró las reformas estructurales.
Por el contrario, el mientras un 36% opina que no las cubrió. Los productores que sostienen que no cumplió con las expectativas apuntan, especialmente, a que no bajaron los derechos de exportación (un tema central para el sector agropecuario) y al hecho de que el tipo de cambio está perdiendo competitividad. También a las reformas estructurales o bajas de impuestos que aún no se han implementado para poder sostener un tipo de cambio relativamente bajo.
Con este dato como horizonte, la última medición de 2024 alcanza el valor máximo de toda su historia: Desde octubre de 2018 a la fecha, alcanza un valor de 149 puntos, es decir, un aumento del 13% sobre septiembre pasado (132) y un incremento interanual del 27% con relación a noviembre de 2023 (117).
El informe elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral explica que el aumento con relación a septiembre 2024 se produce tanto en el Índice de Condiciones Presentes, alcanzando un 14% (120 vs 105) y en el Índice de Expectativas Futuras 13% (169 vs 150). Así, se estrecha la brecha entre ambos índices, situación que se ha repetido en las últimas cuatro mediciones.

El Índice de Expectativas Futuras ha retomado su tendencia alcista luego de una baja en la medición anterior. Ello se debe, fundamentalmente, a una mejor expectativa de rendimientos luego de las precipitaciones registradas, ya que las perspectivas de precio en soja no mejoran, aunque cabe esperar un mejor comportamiento en los precios del maíz a futuro.
Y tanto ha mejorado la confianza en la situación financiera de los productores que un 72% piensa que sus finanzas estarán mejor en los próximos 12 meses, contra un 59% registrado en la medición de septiembre.
Con respecto a las inversiones, el último Ag Barometer Austral indica que un 56% de los productores piensa en invertir en activos fijos en los próximos 12 meses (el valor de este índice es de 111, y solo fue superado por el de marzo 2022 (119) en momentos de altos precios internacionales). En septiembre pasado, sólo un 47% de los productores pensaba invertir en activos fijos, con lo cual se da un importante cambio en la tendencia de este indicador.

“Se da una situación, en cierta forma, paradójica ya que el Índice de Confianza alcanza los valores máximos de su historia en momentos en que se alzan las voces por la baja rentabilidad del sector agropecuario debido a la persistencia de los derechos de exportación”, analiza Carlos Steiger, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y director de la encuesta.
“Los índices de Condiciones Presentes y de Expectativas Futuras también tienen los valores máximos de su historia en momentos en que las condiciones de rentabilidad de las actividades agrícolas prometen estar en niveles muy bajos o aún negativos cuando la producción se realiza en campos arrendados”, añade el especialista.
Según el Ag Barometer Austral, un 35% de los productores piensa que la rentabilidad esperada de la campaña 2024/25 será menor que la de la campaña 2023/24.
La baja en los precios internacionales, en particular de la soja, es la variable que mejor explica la caída en la rentabilidad, a pesar de que muchos productores esperan obtener mejores rendimientos que en la campaña pasada.
Sin embargo, Steiger advierte que “se escuchan voces de preocupación por parte de productores agropecuarios y de las entidades representativas manifestando que la caída de los precios internacionales para la campaña 2024/25, sumada a la actualización del tipo de cambio por debajo de la tasa de inflación (crawling peg del 2%) durante el año 2024 ha provocado un encarecimiento de los de los costos de producción en dólares que se suman al efecto negativo de la baja de precios”.
Por otra parte, la continuidad de los derechos de exportación -en particular los de la soja- hacen que los productores argentinos reciban un 32% menos de precio que sus competidores de USA y Brasil. Al mismo tiempo, en los meses recientes Brasil ha devaluado su moneda por encima de la inflación local otorgando más competitividad a los productores de soja.
“Otra paradoja es que los ingresos en dólares por exportaciones agroindustriales para el año 2025 serán superiores en 2.400 millones dólares a las del año 2024, en un contexto de quiebra de muchos productores que son los que proporciona dichas divisas”, considera Steiger.
También están mejorando las expectativas de inversión en activos fijos tanto en agricultura como ganadería, lo cual habla de buenas expectativas a mediano y largo plazo ya que dichos activos deben ser amortizados y generar flujos de caja en un horizonte de 5 años aproximadamente. Este este sentido, un 56% de los productores piensa que es buen momento para invertir en ganadería y, en particular, en vientres para incrementar el stock.
“Después de mucho tiempo, parece reavivarse el interés por invertir en ganadería, a pesar de que el 2024 ha continuado una elevada proporción de la faena de vientres como porcentaje de la faena total, indicando que se está lejos de un proceso de retención. Por otra parte, los precios ganaderos han aumentado por debajo de la inflación con impacto negativo en la rentabilidad, ya que, a pesar de la menor oferta para faena, la debilidad del consumo local como resultado de la caída en los ingresos reales de la población no se han traducido en mejores precios”, indica el informe.
“Desde nuestro Centro, consideramos que la explicación a esta aparente contradicción tanto en el sector agrícola como en el ganadero, entre baja rentabilidad y altos índices de confianza proviene de los contextos macroeconómicos y políticos donde se piensa que la Argentina está ante un cambio de paradigmas en lo económico y cultural. La obsesión del gobierno por el equilibrio fiscal, el achicamiento del Estado y parte de sus ineficiencias, la baja del riesgo país, la posible vuelta al financiamiento internacional por parte de empresas argentinas, la baja de las tasas de interés, y el comienzo de una tibia recuperación de la actividad económica son variables que influyen positivamente en la confianza de los productores a pesar de la baja/negativa rentabilidad y a la persistencia de los derechos de exportación”, explica Steiger.
Con respecto al plano internacional, el 57% de los productores piensan que las políticas del presidente Donald Trump serán favorables para el agro argentino, mientras un 43 % piensa lo contrario.

Dada la importancia de los Estados Unidos en la economía global es importante evaluar el probable impacto de las medidas económicas que promete implementar el presidente Trump, en consistencia con su anterior presidencia: la guerra comercial entre USA y China en el año 2018 provocó un desplazamiento de las compras de soja del gigante asiático al Mercosur, lo que generó una caída en los precios de Chicago y una mejora en los precios de la soja de Brasil y Argentina. “Al mantenerse el conflicto comercial entre ambos países, es probable que se repita tal situación con una mejora de los precios para el Mercosur”, pronostica Steiger.
Por el lado del 43 % de los productores que piensa en forma negativa, la causa es que la política proteccionista de Trump generará un aumento de la inflación en USA y, para combatirla, subirán las tasas de interés fortaleciendo al dólar. “Es muy probable que un dólar fuerte afecte en forma negativa al precio de las commodities que exporta nuestro país”, agrega.
“La política proteccionista de Trump también puede afectar negativamente exportaciones agroalimentarias de Argentina hacia USA, como sucedió con los biocombustibles y limones, entre otros”, concluye.
Prensa Universidad Austral