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Un pequeño gran campeón
25 de mayo de 2021
Tiene 12 años y ya es bicampeón nacional. Thiago Passeri ganó en U12 y U14, además de competir en U16 y U18. Un talento precoz que cuenta las sensaciones de ser el hijo de una leyenda
“Lo único que hice fue repetir lo que hizo mi viejo conmigo en 1982: meterlo al mar, pararlo en la tabla, agarrarlo de las manos para darle más estabilidad y soltarlo en la ola. Hasta que un día me dijo ‘papá, no quiero que me empujes más, déjame agarrar solo las olas…’. Es, de alguna forma, lógico que haya salido surfista, pero en realidad, a diferencia de lo que viví con mi hija Zoe, no le bajé tanta información y lo dejé ser. Hoy noto que es un apasionado, como yo”. Martín Passeri (45 años), el sufista más ganador de títulos nacionales en la historia (seis), recuerda bien cómo fue el proceso de aprendizaje con Thiago, su hijo de 12 que hoy está en boca de todos en el ambiente luego de haberse consagrado campeón argentino en dos categorías (U12 y U14), un año después de haber sido subcampeón en ambas. Un proyecto que, cada día, es una realidad más concreta. “Ser campeón de dos es una locura, no lo puedo creer. Me lo propuse y lo logré. Y lo estoy disfrutando mucho porque es lo que me encanta hacer”, explica el menor una familia que vive para el surf, con el padre aún en actividad como competidor pero además siendo el coach de Thiago y del mejor equipo argentino, el Team Quiksilver & Roxy, que logró cuatro campeonatos en el circuito junior que terminó en Mar del Plata.
A los 12, Martín cuenta que no tenía la misma vida que Thiago, aunque sí compartía la misma pasión que hoy desborda a su hijo. “A esa edad vivía en Buenos Aires, estudiaba en el colegio San José y jugaba al rugby. Pero ya me quería venir a vivir a Mardel porque sentía que lo mío era el surf. Se lo planteé a mi papá, pero me dijo que no era el momento (se ríe). Tuve que esperar hasta los 18. Terminé el secundario y me mudé”, cuenta quien tuvo un impacto en el deporte porque, cuando llegó, revolucionó el ambiente no sólo con su nivel sino también con su disciplina, pasión y desbordante profesionalismo que marcaron un antes y un después de un deporte que parecía sólo para divertirse pero, con el ejemplo de Martín, se convirtió en un medio de vida para muchos soñadores como él. Hoy las condiciones para los chicos son otras. “Cuando yo empecé a anotarme en torneos, no había muchos chicos compitiendo. Ahora hay muchos más que quieren mejorar su surf y se volcaron a la competencia”, relata quien es el director de la academia de surf (CEEIS) en el balneario Honu Beach.
Thiago, quien cerró el circuito con sendas victorias en el Quik Roxy Young Guns que le dieron los títulos de ambas categorías, parece llevar sin problemas ser el hijo de una leyenda. “Algunos creen que me pesa, pero para mí es al contrario. Me lo tomo con naturalidad, de forma relajada y no siento tener ninguna mochila. No es que digo ‘uyy, mi papá es un crack, no quiero fracasar’ o algo por el estilo. Tampoco es que quiero brillar más que él. Aprovecho la parte buena, que es tener a alguien que me acompaña y me enseña”, admite. Asegura que lo mejor de tener un padre surfista y que, además es coach, es que “me acompaña, guía y enseña… A veces, cuando nadie quiere meterse al agua conmigo, él va. O me mira de afuera. Eso es especial”, resalta Thiago. Martín también analiza lo positivo y negativo de tener un hijo surfista. “Lo mejor es que compartimos una pasión y que vamos juntos al mar. Y lo malo ahora, que ya es bueno, es que me roba las mejores olas y no me deja surfear. En algún momento yo agarraba menos olas porque estaba pendiente de él y ahora agarro menos porque me las agarra él, básicamente”, revela entre risas.
Entre ambos no hay confusiones entre los roles que ocupa cada uno. “Normalmente lo veo como mi papá, pero hay momentos en que es mi coach. Como cuando hablamos de surf o estamos en el ámbito de la escuela o el equipo. Pero, cuando jugamos al fútbol, andamos en skate o jugamos en casa, es mi padre. Sé ubicarme”, comenta. “Yo, antes que nada, soy padre y debo educarlo. Pero, claro, hay momentos en que soy coach y él entiende que es un atleta más. A veces le exijo un poquito más por ser mi hijo, sobre todo en cuestiones de respeto, dinámica del grupo, esas cosas… Pero él es inteligente y se da cuenta”, explica Martín.
Comparten muchas horas por día y numerosas actividades, no sólo surf. “Lo importante es que realmente le encanta lo que hace. Vemos campeonatos juntos, compartimos mucha info, pero generalmente es un ida y vuelta, como si fuera un compañero más… Y, muchas veces, termino aprendiendo yo, sobre todo el cómo enseñar, qué decir y cuando no decir nada… Porque acá yo lo guió, pero su vida es su vida y su carrera es su carrera. Y decide él”, comenta Passeri padre, quien nota que su hijo disfruta ambas facetas: surfear por diversión y por los porotos. “Es competitivo como yo, pero no deja de practicar el deporte por la esencia misma del surf”, precisa. Y el chico, joya de Quiksilver Argentina, asiente. “El Thiago persona es bastante parecido al surfista, aunque no en todo porque cuando me meto al agua con amigos, lo hago más para divertirme”, deja claro.

Los consejos están, como en cualquier relación padre-hijo y coach-pupilo. “Todo el tiempo. Y no sólo de surf. Sobre todo del día a día, de la vida. El principal, que siempre recuerdo, es cuando me habló del respeto hacia los otros, gane o pierda, siempre…”, detalla Thiago, quien cuenta una anécdota de cómo nunca se lo olvida. “En 2019 yo venía ganando todas las fechas pero en un heat perdí. Y, cuando iba saliendo del agua, estaba enojado pero recordé el consejo de papá, respiré profundo, volví y saludé a los chicos que me habían ganado”, relata. El Guerrero recuerda bien aquel día. “No sabía cómo iba a reaccionar luego de ganar siempre… Y esos esos momentos cuando uno ve actitudes y reacciones que te dejan tranquilo y decís ‘bueno, el mensaje llega’. Lo bueno que tiene Thiago es que no es tan eufórico en la derrota y la derrota no le modifica el día. Eso es muy bueno en este proceso de crecimiento y aprendizaje”, asegura.
Cada año, Thiago va a más. “El año pasado se quedó con la espina, tras ser subcampeón en ambas categorías y me consultó qué pensaba… Le pregunté si quería dedicarle un poco más, lo hizo y estos son los resultados. También me pidió competir en más categorías. Yo, al principio, le dije que no, pero terminó a veces en U16 y hasta en U18. Una fecha ganó en U12 y U16, fue subcampeón en U16 y llegó a cuartos en U18. Mostró su energía y lo hizo con naturalidad”, cuenta Martín, quien prefiere pisar el freno cuando se habla del futuro de su hijo. “Es incierto, dependerá de varios factores. Hoy sólo puedo decir que tiene condiciones para un nivel similar al que han alcanzado Lele (Usuna), Santi (Muñiz) y Nacho Gundensen. Thiago ama lo que hace, tiene buen nivel y le dedica tiempo. Dependerá de lo que hagamos como familia y de lo que él se proponga. Condiciones y estructura tiene, lo definirá él”, razona.
Martín y Mariana, padre y madre que están siempre al pie del cañón, aseguran que, a esta edad, lo que más quieren es que “la pase bien, sea feliz haciendo lo que le gusta”. Dejan claro que lo van a acompañar, “pero sin presiones y siempre respetando los procesos de sus edades. Queremos que siga con sus amistades, sus otras actividades, sus estudios… Respetaremos su maduración, sin sobrecargalo. Algunos dirían ‘llevalo a Hawaii a hacer el circuito projunior’, pero lo vamos a llevar de a poco, sin saturarlo. Que él vaya eligiendo”, explica. Thiago va igual. “Me gustaría viajar, no sé si a competir, pero tal vez sí ir a algunas playas a conocer otras olas y vivir otras experiencias. Al menos en el corto plazo. A futuro, claro que tengo sueños. Correr el CT (Championship Tour), con los mejores. Pero voy paso a paso, disfrutando el día a día. Es increíble lo que me está pasando”, finaliza. Y sí, hijo de tigre ha salido Thiago…
Julián Mozo, Prensa Quiksilver
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PSG se consagró campeón de la Copa Intercontinental 2025
PSG y Flamengo empataron 1-1 y en la tanda de penales se lució el arquero ruso Matvey Safonov atajando cuatro disparon para que su equipo se consagre campeón de la Copa Intercontinental 2025 por un escueto 2-1. El gol del conjunto parisino lo marcó Khvicha Kvaratskhelia y lo igualó Jorginho en el complemento.
Con una enorme convocatoria en en el Estadio Áhmad bin Ali en Qatar, los de Luis Enrique levantaron un nuevo trofeo y lograron el sextete en 2025.
El encuentro comenzó con ambos equipos estudiándose, pero sin lastimarse en lo más mínimo.Los dos mostraron su típica presión alta y constantes salidas jugando desde abajo, pero en esto el Mengao lo hacía de una forma más arriesgada.
Debido a esto y desde una mal posicionamiento, Fabián Ruíz había marcado el 1-0 a los 11 minutos, pero el VAR lo anuló.
PSG continuó creciendo con el correr de los minutos y una jugada aislada por derecha, culminó con un centro de Joan Neves que Agustín Rossi no pudo despejarla y Kvaratskhelia la mandó adentro para el 1-0 a los 38 minutos.
En el complemento el conjunto de Felipe Luis salió con otra actitud y empezó a inquietar a los campeones de la última Champions League.
En uno de sus embates, Marquinhos le cometió un infantil penal a Giorgian De Arrascaeta y Joginho lo cambió por gol a los 62 minutos.
El tramo final de los 90 minutos fue dominado, en parte, por Gonzalo Plata que empezó a ser un factor en ataque, pero su equipo no pudo culminar ninguna jugada.
En la última jugada del partido Marquinhos tuvo la victoria, pero su disparo no salió hacia el arco y le quedó a Rossi que estaba lejos de los tres palos.
El primer tiempo del alargue fue íntegro del PSG ante un Flamengo que se quedó sin pierdas, pero que encontró en su arquero las respuestas para mantenerse en partido.
El segundo tiempo extra continuó con la misma tónica con los de Luis Enrique siendo los amplios dominadores.
Las constantes fallas de los delanteros del equipo francés en el último tercio de la cancha hicieron que todo se definiera en los penales.
En los disparos desde los doce pasos Safonov se los atajó a Saúl Ñíguez, Pedro, Leo Pereira y Luiz Araújo. El único que le marcó fue Nicolás de la Cruz.
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Horacio Zeballos es campeón del mundo de dobles
Este miércoles, la Federación Internacional de Tenis (ITF) proclamó al marplatense Horacio Zeballos y el español nacido en Barcelona, Marcel Granollers Campeones del Mundo de dobles masculino. Nunca antes tenistas de Argentina y España habían recibido esta tan prestigiosa distinción.
Durante el 2025, Zeballos y Granollers ganaron sus dos primeros títulos de Grand Slam, triunfando en Roland Garros y el Abierto de los Estados Unidos. Además, la pareja obtuvo otros tres títulos en el ATP Tour (Bucarest, Madrid y Basilea) y alcanzó las semifinales de Wimbledon.

Este reconocimiento le llega a Zeballos -nacido en Mar del Plata- a los 40 años y con 22 como tenista profesional. El catalán Marcel Granollers no le va en saga, en abril cumplirá 40 y también es profesional desde el 2003.
La ITF también consagró Campeones del 2025 en singles a la bielorrusa Aryna Sabalenka y al italiano Jannik Sinner, mientras que en dobles femeninos las italianas Sara Errani y Jasmine Paolini repitieron la distinción del año pasado.
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Thiago Passeri se consagró subcampeón mundial Sub-16 en Perú
Thiago Passeri se consagró subcampeón Sub-16 en el Mundial Junior de Surf 2025, y repitió presencia en el podio tras el bronce conseguido en 2024 y se consolidó como la nueva figura del surf argentino.
Desde la costa de Mar del Plata hasta las olas de Perú, la historia de Thiago se escribe con determinación y disciplina. Hijo del legendario Martín Passeri, el multicampeón nacional y referente del surf argentino, Thiago no se limita a heredar un apellido: lo hace propio, sumando esfuerzo, constancia y madurez a cada maniobra.
“Tal vez sea todo demasiado rápido, quizás inesperado, por enfrentarme a gente más grande, con más experiencia. Pero lo disfruto y aprendo, y me motivo”, confesó, lejos de cualquier queja, con la tranquilidad de quien sabe que el resultado es apenas un reflejo de un proceso.
El torneo en Punta Rocas fue un desafío de principio a fin. En la final compartió la batería decisiva con dos australianos y un brasileño. Comenzó relegado, pero reaccionó con olas que rozaron la perfección, alcanzando un puntaje de 16,57 y quedando apenas detrás del australiano Ocean Lancaster. Un resultado que, más que un premio, confirmó su camino: un joven que no sólo compite, sino que aprende, se supera y mantiene la calma en el epicentro de la competencia mundial.
Desde sus primeros pasos en el surf a los 12 años, Thiago ha seguido un recorrido de crecimiento constante. En 2024 compitió en nueve países, tomó 26 aviones, participó en 21 torneos, alcanzando 24 finales y 16 primeros puestos. Cada viaje, cada entrenamiento y cada caída fueron asumidos como parte de un aprendizaje que combina pasión y responsabilidad. Junto a su padre y entrenador, Martín, Thiago ha construido una relación que trasciende la técnica: “Yo estoy para guiarlo y ayudarlo a levantarse cuando se caiga. Thiago entiende esta relación”, explicó Martín, y Thiago confirmó: “No siento presiones por quién fue mi papá. Al contrario, es un faro”.

El surf de Thiago combina potencia, control y lectura de la ola. Desde Mar del Plata hasta Punta Rocas, sus movimientos reflejan instinto, inteligencia y un trabajo minucioso. Cada maniobra es parte de un proceso que incluye psicólogo, nutricionista, movilidad y prevención de lesiones: un adolescente que vive como profesional, con la madurez de quien sabe que el éxito llega de la constancia, no de la casualidad.
El vínculo con su ciudad natal también pesa en su formación: Mar del Plata no es solo su cuna, es la base de una identidad que se refleja en la calma con la que encara cada competencia. Allí están sus amigos, su familia y la memoria de un padre que abrió puertas al profesionalismo argentino, dejando una huella imborrable. Thiago, con cada ola, honra esa historia y proyecta la propia.

Su rendimiento internacional y su compromiso ya despertaron la atención de marcas y referentes: Quiksilver y DC Shoes lo acompañan desde los nueve años, confiando en su talento y en la guía de Martín. Cada viaje, cada torneo, cada medalla es una pieza más de un rompecabezas que tiene un objetivo: llegar al Championship Tour, al circuito profesional donde compiten los 34 mejores del mundo, y más allá, representar a Argentina en Los Ángeles 2028, cuando el surf será olímpico.
Pero más allá de proyecciones y récords, Thiago muestra algo que trasciende el deporte: humildad, madurez y disfrute del momento. Cada abrazo con su padre, cada ola dominada, cada podio alcanzado son reflejos de un camino que comenzó en las playas de Mar del Plata y que, ahora, lo proyecta hacia el mundo. La medalla de plata en Punta Rocas no es solo un logro: es la confirmación de una saga familiar, de un joven que respeta la herencia y al mismo tiempo escribe su propia historia.

Thiago Passeri no es solo un surfista. Es un hijo de Mar del Plata que cabalga olas, desafíos y sueños, un adolescente que ha aprendido que el talento se combina con disciplina y que la grandeza llega con esfuerzo, paciencia y pasión. Cada campeonato, cada viaje y cada ola superada no son finales, sino capítulos de un relato que recién comienza, y que promete brillar con la fuerza de un mar inagotable. DIB

